lunes, 23 de diciembre de 2013

La navidad y sus vísperas



“El año se no fue volando”, dice una vecina en el Super del barrio.
“Y el 2014 viene galopando”, agrega otra. Como invitando a que escalemos sobre un cajón de manzana que yace en la vereda para otear el horizonte y así verlo mejor.
“El Año nuevo vendrá cuando tenga que venir”, pienso para mí.
Ahora es víspera de Nochebuena y las compras se apuran y los llamados y mensajes al amigo y a la familia que está lejos.
Todos estamos más buenos en Navidad.  
En eso anda este bendito pueblo, con sus esperanzas y sus planes futuros.
Pero nos ponemos serios cuando alguien comenta que hay extraños murmurando que vendrán nuevamente por la paz y el arbolito navideño; por la paz y la esperanza;  por la paz y la familia unida en estos días; por la paz y el reencuentro de los argentinos en torno a una misma mesa y un mismo proyecto de país más justo e inclusivo.
“¿Se atreverán de nuevo los saqueadores?” pregunta un vecino alarmado.
“No creo” le responde otro.
“Esos son ladrones” reflexiona un sabio.
“Que ni se atrevan. Tienen la suerte echada si lo intentan”, sumo.  
Es que ahora hay conciencia de lo que somos y de los nuevos derechos  que conquistamos  desde Néstor Kirchner  a Cristina.
¿Por qué algunos políticos opositores no pueden compartir con el pueblo esta digna alegría de sabernos un país que está de pie y caminando hacia un mejor futuro?
¿De dónde sacan esa imagen desolada de una Argentina que felizmente quedó atrás desde que se recuperó el trabajo, la producción y las rutas se llenan de autos familiares rumbo a la costa, al llano o la serranía a disfrutar del merecido descanso?
Miren cómo termina el año: la inmensa mayoría de la población aplaudiendo a la Gendarmería por haberla cuidado en los días de furia y sedición policial. Y además: la inmensa mayoría, según una investigación de la Consultora CEOP, condenando a aquellos  policías provinciales que dejaron sin protección las calles y que, incluso, participaron de los saqueos a los comerciantes.
O sea.
Hicieron todo lo posible, desde diversos frentes pero quizá desde una sola cabeza, para dañar la paz social de los argentinos a 30 años de recuperar la democracia. Y perdieron. Y si hoy lo intentan de nuevo o mañana o cuando sea, volverán a perder. No ante el gobierno y sus fuerzas de seguridad, solamente.
Perderán ante una sociedad que sólo quiere que la dejen vivir en paz y poder disfrutar lo conquistado en estos años y decir, simplemente: “¡Feliz Navidad!”
Cuidemos entre todos los precios de las góndolas. Es un deber ciudadano. Pero también cuidemos que no nos roben la esperanza.
Las malas ondas que le tiran a Cristina, son malas ondas contra el  pueblo.
Saberlo así es seguir defendiendo la alegría.

El Argentino, lunes 23 de diciembre de 2013

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