miércoles, 15 de mayo de 2013

Lo imposible sólo tarda un poco más



La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner  cerró ayer el Congreso sobre la Democratización de la Justicia.  
Más de 10 mil inscriptos participando en el debate de la Jornada organizada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos habla a las claras, además del éxito de la convocatoria, del profundo cambio que se ha operado en las entrañas mismas de la sociedad y, como no podía ser de otro modo, de la Justicia argentina.  
Algo muy profundo se acaba de romper en el viejo y anacrónico sistema judicial argentino.
En consecuencia también, algo muy profundo acaba de nacer y se ha echado  a andar.
Si invirtiéramos los términos de esta ecuación, el resultado seguiría demostrando lo  mismo: el cambio de época esta sucediendo entre nosotros y ya no tiene vuelta atrás.
Si primero se rompió y después nació o a la inversa será parte de la crónica histórica.
Hoy lo cierto es que lo sucedido en La Matanza ayer es una clara muestra de la grieta abierta en la corporación judicial y del bautismo masivo de los nuevos actores de la nueva justicia que se viene al galope.  
Las diversas exposiciones dieron cuenta de un espacio abierto en la sociedad que pugna por articular lo político con lo jurídico, con lo institucional, con un proyecto de país justo, inclusivo y democrático.
No fue el reciclaje corporativo “por izquierda”, para decirlo mal y pronto. Fue otra cosa distinta. Fue la irrupción multitudinaria de una nueva manera de concebir la justicia en este tiempo de cambios.
Cuando lo excepcional empieza a ser la regla, es señal que ha cambiado una época en la historia. Y observando panorámicamente los cambios operados desde el 2003 en la Argentina, queda claro que la democratización inclusiva abierta en toda la región empieza a abrir las puertas y ventanas de la justicia.
Horacio Verbitsky denominó al evento como parte de la “Argentina año verde”.
Y es cierto que es un nuevo país el que viene alumbrando.
Una muestra elocuente que el cambio ya empezó fue cuando el ministro Julio Alak expresó en la apertura:
“El Poder Judicial no es de los jueces ni de los abogados, es del  pueblo” y una ovación rubricó la definición categórica. 
Pero la mejor noticia de los últimos años es ese campo multitudinario del cierre del encuentro en La Matanza abrigando cada palabra de la Presidenta.
La emoción envolvió el aire cuando Cristina nombró a Kirchner y a cada uno de los familiares de las víctimas de nuestros más hondos dolores.
Fue un discurso medular en torno al tema que había convocado semejante marea humana.
Al terminar la Jornada, todos sabían que empezaban a saldar una vieja cuenta pendiente de la democracia: la democratización de la Justicia.  


El Argentino, miércoles 15 de mayo de 2013






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