lunes, 18 de febrero de 2013

La victoria de Ecuador





La victoria arrolladoradel presidente Correa en Ecuador es la de nuestros pueblos. 
Dilma en Brasil, después Cristina, Chávez en Venezuela y ahora el turno de Correa.
Nos topamos aquí con la misma derecha política mediática. 
Allí anda como un Atila moderno, Mauricio Macri.
No crecerá la hierba en la ciudad mientras Macri gobierne.
Los que gobiernan para el pueblo se distinguen por lo que construyen. Macri, por lo que destruye.
La mutilación de árboles es su última batalla contra Buenos Aires, contra su ambiente y su gente. Macri es así. No puede vivir sin romper algo.
Rompió un histórico solaz vecino a Plaza Francia, lo ahuecó como futura estación de subtes y cuando supo que ese no era el lugar, hizo mutis por el foro y se largó conlas topadoras a otros barrios de la gran aldea.
Entró con sus depredadores al Teatro Colón y lo desguazó por dentro. Allí están a la venta  los testigos de óperas y conciertos del más bello teatro de la América del Sur. Y en un conteiner de basura, las 300 partituras musicales encontradas luego por un humilde cartonero.
Bajó al centenario Subte A y trasladó  indolente los vagones de madera y hierro hasta un descampado donde enmohecerlos, arrumbarlos, abandonarlos para que queden listos para desguazarlos. 
No respeta ni la paz de los sepulcros. Ordenó romper a martillazos los escalones de mármol de Carrara del Cementerio de la Recoletaque eran el basamento del pórtico griego diseñado en 1882 por Juan Buschiazzo.
Su idea fija contra la cultura atesorada en edificios públicos lo llevó contra otra escalera de mármol de Carrara: tras sus picos y mazazos cayó la bella escalera de la escuela 9 “José María Torres” del Barrio de Liniers. La excusa fue poner un ascensor que nunca funcionó porque no fue prevista la instalación eléctrica.
Atila es el azote de los mármoles.  Rompieron las columnas del Palacio San Miguel cuyo propietario es el secretario de Cultura de Macri, Hernán Lombardi.
A bordo de su topadora arrasó con el Taller Pan del Hospital Borda, un lugar comunitario donde los pacientes socializaban sus tareas con la solidaridad de vecinos y organizaciones sociales.
Y Atila sigue. Durante una visita a la exposición anual de ArteBA, rompió una obra de arte construida con espejos por el artista SethWulsiny.
Atila nose lamentó. Sonrió y preguntó cuánto valía. “4 mil dólares”  le respondieron.
Para él todo se compra y se vende. Hasta el alma de Buenos Aires si es preciso.
Cerró el Centro de Zooterapia dejando a 500 chicos sin tratamiento y remató el Zoológico porteño. A los dos meses se murió el oso polar.
La lista es larga y continuará. Para que nadie diga después: “Yo no lo sabía”.

El Argentino, lunes 18 de febrero de 2013

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