jueves, 7 de febrero de 2013

La amenaza no será televisada

El ciudadano cordobés Julio Giménez se emociona cuando recuerda a su padre, Alberto Giménez, un dirigente sindical combativo asesinado por bandas paramilitares en la Córdoba violenta, antesala de la dictadura cívico-militar.
Buscó durante todos estos años pistas para esclarecer el crimen de lesa humanidad que lo dejó huérfano. Hasta se hizo policía para investigar mejor.
Pero un día sucedió lo imprevisto: otro policía lo amenazó de muerte si es que seguía investigando en la institución policial.
“Seguí con esta actitud y vas a tener el mismo fin de tu papá”.
El que lo amenazó se llama Ramón Frías y hoy es el jefe de policía de la provincia por decisión del gobernador De la Sota. 
Giménez hizo las denuncias correspondientes y pidió hablar con De la Sota para buscar protección ante la presencia amenazante de policías siguiéndolo.  
El gobernador no lo atiende.
Y la justicia, bien gracias.
Entonces pidió una audiencia con el Ministerio de Justicia y la Secretaría de Derechos Humanos.
Ayer estuvo con el ministro Julio Alak y el Secretario Martín Fresneda que le brindaron, en representación de la Presidenta de la Nación, el pleno apoyo para su noble causa.
Y para su vida.
De la Sota, mientras tanto, está de caza mayor: volteando antenas de la TV Digital Pública para que los cordobeses no miren ni escuchen lo que viene pasando en el país y las amenazas a Giménez y a los pibes militantes en la propia provincia.
Cuánta razón tiene Fresneda al expresar: “este año los argentinos conmemoramos 30 años de democracia; sin embargo, siguen existiendo dificultades para que la Justicia y las fuerzas de seguridad provinciales avancen con las investigaciones pertinentes, situación agravada por la falta de respuesta del Gobierno de Córdoba”.
Es que estas amenazas no son un caso aislado sino que, por el contrario, se suman a otros hechos provocados por la policía de Córdoba en las antípodas de la política de Memoria, Verdad y Justicia del gobierno nacional.   
Las plumas de los pavos reales de Clarín y La Nación cubren bien al gobernador y a su socio Mauricio Macri, dándoles letra de paso a una buena parte de la oposición para que salgan a justificar y por tanto a estimular, los agravios violentos cometidos contra funcionarios kirchneristas. 
Las columnas mitristas de ayer y su editorial contra la Defensora del Público, Cynthia Ottaviano, son una violenta provocación.    
Con esa cubierta, Macri y el PRO cargaron su furia contra otro artista popular, León Gieco.
Y con esa crispación almorzaron con Barrionuevo, bailaron en reunión de gabinete y parecieron así más populares… ¿vistes?
Llega el carnaval. Y una cumbia no se le niega a nadie.

El Argentino, jueves 7 de febrero de 2013







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