martes, 31 de enero de 2012

No circule por la banquina



Circule por su senda. No se adelante. Si lo hace, ponga el guiño. Evite accidentes.
No circule por la banquina. Que el árbol no le tape el bosque.
Modere la velocidad. No se lleve a nadie por delante.
Si está en conflicto gremial, acate la conciliación obligatoria. Dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada.
No olvide mirar y respetar esta señal de tránsito: Primero la patria, después el movimiento, por último los hombres.
“Las Malvinas son argentinas” reza un cartel azul y blanco.
Si hay un piquete de cipayos pro-ingleses, no caiga en provocaciones. Baje el vidrio y grite fuerte: “Patria sí, colonia no” y continúe su marcha.
Si tomó alcohol, no maneje. Si va a manejar, no tome. Evite chocar al gobierno más justo y más popular de los últimos años. No se lo merece.
No se encandile con las luces altas de TN o el diario Clarín. Terminará desclasado.
Ese edificio al costado del camino es del Correo Argentino. Allí se abonan y tramitan los pagos por jubilación y pensiones, la Asignación Universal por Hijo y se entregan los decodificadores para la TV digital a los sectores más humildes.
No impida su paso. Es de mala persona bloquear la inclusión social. El pueblo argentino no se lo merece. Y con los pibes no se jode.
Es entendible que David Cameron esté furioso contra el gobierno nacional.
¿Pero los de acá?
Los conservadores ingleses se niegan a aceptar que más temprano que tarde las Malvinas estarán en la lista de nuestros puertos y aeropuertos y que serán las Islas de la Patagonia y cualquier ciudadano podría hacer turismo, de Cataratas al Partido de La Costa, de Puerto Madryn a Calafate, de allí hasta Ushuaia y luego, vía directa a la Isla Soledad.
Los ingleses no dialogan, no porque no sepan hablar, sino porque saben que no tienen razón.
Pienso, luego existo y soy argentino.
Justo ahora que la sintonía fina avanza contra la usurpación en Malvinas y el saqueo de las petroleras.
Justo ahora que se superan todos los récords de confianza pública y de turismo local. Justo ahora que los ministros De Vido y Tomada insisten en el dialogo de las partes en conflicto.
Justo ahora que llegamos al piso más bajo de la desocupación.
Justo ahora que empiezan las Paritarias… ¿Justo ahora hacen este paro los dirigentes camioneros?
¿Justo ahora que alta en el cielo flamea la bandera y nos necesitamos juntos para profundizar el modelo de inclusión?
Sabíamos que los dueños del país injusto seguirían atacando el modelo nacional y popular. ¿Pero aquellos que se decían “compañeros”, qué?
Si este gobierno recuperó 5 millones de empleos ¿se merece un desprecio así?
Deberían valorar un poco más las señales de la patria.

El Argentino, martes 31 de enero de 2012

lunes, 30 de enero de 2012

El imaginario de la democracia



Es preciso tocar tierra firme con las convicciones y con las cosas concretas de la realidad.
Hay un bloque opositor, político, mediático y sindical, que empieza a colocar sus fichas en el tablero. ¿Los une el amor o el espanto? ¿O ambos? ¿El espanto al modelo nacional y popular y el amor a una tapa de Clarín y La Nación, tal vez?
Quién te ha visto y quién te ve.
Que les respondan “las cosas”, entonces.
Empecemos por un compatriota del Mercosur.
Se llama Marco Aurelio García y es el canciller histórico del Partido de los Trabajadores de Brasil. El PT de Lula y de la presidenta Dilma Rousseff.
García, historiador y el máximo cuadro de la diplomacia brasileña desde hace muchísimos años afirmó en el Foro de Porto Alegre que “La solución de Europa es el modelo argentino”.
Con palabras semejantes, Chávez y Lula expresaron hace tiempo un concepto similar y que por cierto, nos llena de orgullo a los argentinos.
¿Y que más?
La AFIP denunció a una importante firma agraria por trata de personas. El organismo que encabeza Ricardo Echegaray descubrió en la localidad de Salto que “Rural Power SA”, empresa contratada por la multinacional Monsanto, tenía a sus 65 empleados en condiciones irregulares y además no podían salir del predio. Trabajaban 14 horas corridas y sus salarios eran retenidos.
¿Así que el gobierno se mete con Monsanto, la poderosa?
¿Y que más?
Sube el índice de confianza en el gobierno nacional con una credibilidad social que ascendió un 27% respecto al registrado en enero del año pasado. El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) que presenta la Universidad Di Tella afirma que la capacidad es el atributo máximo del Gobierno, porque se están resolviendo los problemas o la Presidenta sabe cómo hacerlo. El 67% de los entrevistados se consideró conforme con la gestión de Cristina Kirchner.
¿Algo más?
El ministro Julio De Vido afirmó que el diario Clarín “miente para proteger el sobreprecio de las petroleras”.
¿Así que el gobierno sigue enfrentando al socio de Monsanto?
Sigamos enunciando “cosas”.
Argentina está a un punto de lograr el pleno empleo con el índice de desempleo más bajo de las últimas décadas.
Otra: Por primera vez en 30 años una fábrica nacional, Pauny, ha vendido más tractores en nuestro país que firmas extranjeras.
Para no ser parciales, apuntemos algo de los opositores.
Mauricio Macri vetó otra ley, la que otorga un aporte estatal para Teatro por la Identidad mientras en la ciudad que gobierna, crece el número de indigentes y en situación de calle.
El modelo argentino no es perfecto y falta mucho por andar.
Pero en el imaginario de la nueva democracia, está la inclusión social, no la desesperanza.

El Argentino, lunes 30 de enero de 2012

domingo, 29 de enero de 2012

Malvinas, las cosas por su nombre




El regreso de la Presidenta inauguró definitivamente el calendario político 2012.
Su ausencia dejó ver dos datos significativos: el gobierno siguió gobernando y Cristina siguió creciendo en el índice de apoyo popular.
Así como es necesario recordar otras crisis internacionales, infinitamente menores a la actual, pero que caían como baldazos sobre la economía local, también es necesario acordarse de las épocas signadas por el tembladeral que causaba la sola carraspera de un presidente.
Nada de aquello ocurrió ni ocurre en esta nueva Argentina que se reconstruye desde el 2003.
Ya no estamos a la intemperie.
Por el contrario, el cuadro de situación actual permite avizorar cómo se consolida la nueva etapa política y social.
Alcanzaría, quizá, con preguntarse el origen de la agenda democrática aquí y en otras partes del mundo para contrastar las distintas realidades que se viven.
Queda cada vez más claro que Europa está en el horno con los tecnócratas financieros que pretenden fungir de mandatarios de países como Italia o Grecia. Sus mandantes no son los pueblos sino los grandes bancos y el FMI, como ocurría aquí hasta el 2002. Y queda claro, en consecuencia, que en América Latina las agendas de gobierno la escriben los representantes de sus pueblos y no las corporaciones.
Este dato habla de la plena vigencia de una categoría esencial para la nación y el pueblo: nuestra soberanía política.
El poder presidencial reconstruido por Néstor Kirchner, se ha consolidado con Cristina.
En este marco, la política de sintonía fina anunciada por la Presidenta marca el fin de los privilegios para los sectores de mayor poder económico. Eso explica la contraofensiva del cuco del “ajuste” por parte de los medios tradicionales de la corporación mediática. Advertidos que la balanza de la equidad social les haría perder algunas de sus prerrogativas, salieron rápidamente a azuzar con el miedo generalizado. Es una estrategia harto conocida. Lo hicieron todas las veces que se sintieron afectados por avances en nuestra cultura democrática y en nuestra calidad institucional. El ejemplo de la ley de medios es elocuente. El monopolio se defendió argumentando que “venían por todos los medios y no sólo por Clarín”. Lo más triste, sin embargo, es el reflejo de Pavlov que demuestran algunos opositores, incluida la progresía placeba, para con esas campañas.
Creceríamos como sociedad democrática si un reflejo semejante lo tuvieran con la voluntad popular y sus legítimos representantes; no con TN o Clarín. Allá ellos.
En la Argentina no hay ajuste para los sectores populares. Hay inclusión y mayor cuota de poder soberano, que es distinto. Pero como para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos, los que ladran son los dueños de la gallina. Lo grotesco es que se sumen al ladrido los que están convidados a comer la tortilla.
La Argentina recuperó su agenda pública. Se discuten los temas trascendentes, los que impactan sobre la vida y el destino de la gente, sobre nuestra identidad. No se discuten las gansadas que dispara el cronista en la calle, manejado a control remoto desde la dirección del canal.
Los grandes medios ningunean los temas estratégicos, como Malvinas, porque esa causa une. Y todo lo que une el sentimiento del pueblo, es despreciable para el poder mediático.
Muy pronto conoceremos, por decisión de la Presidenta, el texto oficial del Informe Rattenbach. Algunas de sus conclusiones, obtenidas y difundidas en noviembre de 1983 por la revista “Siete Días”, son muy precisas. Ejemplos:
“El Capitán Astiz rindió su tropa al enemigo sin efectuar la debida resistencia. No se tiene conocimiento de que, en forma similar a lo indicado, el Comando en Jefe de la Armada haya ordenado la instrucción de un sumario”.
“El Comandante en Jefe del Ejército es responsable de empeñar al Ejercito Argentino, como parte del poder militar de la Nación, sin la necesaria preparación, en particular para la acción conjunta y sin la adecuada instrucción”
“En cuanto al racionamiento, hubo deficiencias para la preparación de la comida y su distribución, lo cual incidió negativamente en el estado físico y anímico de la tropa”
“La oportunidad libremente fijada por la Junta Militar para la recuperación de los Archipiélagos del Atlántico Sur, benefició fundamentalmente al enemigo”.
Más claro, imposible.
Es la hora de los argumentos serios y responsables.
En 1983 el Reino Unido dictó una ley que otorgaba la ciudadanía británica a los kelpers. Rodolfo Terragno propone como una nueva acción a desarrollar, que la cancillería denuncie esta situación ante la ONU ya que con esa ley se cae el argumento británico de que los kelpers son la tercera pata del conflicto.
Vale la intención, pero el gobierno del Presidente Alfonsín ya lo hizo el 18 de febrero de 1985, el mismo año que la Asamblea de la ONU rechazó dos enmiendas propuestas por el Reino Unido para incluir la indebida “autodeterminación” de los isleños.
Esta denuncia fue ratificada ante la ONU en 2007 por el entonces canciller Taiana.
Además, la ley citada ya no existe; fue sustituida el 26 de febrero de 2002 por otra llamada “ley de Territorios de Ultramar Británico- 2002” que concedió la plena ciudadanía británica para todos esos territorios colonizados, incluido Malvinas.
Es preciso seguir denunciando como se hizo oportunamente, la “Constitución del Territorio Británico de Ultramar de las Islas Malvinas (Falklands Islands)” aprobada el 5 de noviembre de 2008 por la reina Isabel II en el Palacio de Buckingman, presentada al Parlamento del Reino Unido el 12 de noviembre de ese año y convertida en ley el 1 de enero de 2009.
El capítulo 5 establece que la autoridad ejecutiva en las Islas Malvinas reside en la reina y se ejerce en su nombre por un gobernador elegido por ella.
El juramento con que asumen esos gobernadores arranca así: “Juro que voy a servir bien y verdaderamente a Su Majestad la Reina Isabel II, sus herederos y sucesores y el pueblo de las Islas Falklands…”.
¿Entonces? ¿De qué “autodeterminación” habla Cameron?

Miradas al Sur, domingo 29 de enero de 2012

viernes, 27 de enero de 2012

Los avivados de siempre



Las repercusiones del discurso de la Presidenta constituyen claramente la agenda de los argentinos.
¿Leyó bien lo que afirmamos? No hablamos de una “Argentina año verde”. Es aquí y ahora donde la agenda diaria y la de mediano plazo no la escriben ni el FMI, ni las consultoras financieras, ni mongo Aurelio; sino el gobierno de la democracia.
La política y las decisiones emanadas de la Casa Rosada alumbran el horizonte.
Ya no es Magnetto el que hace y deshace nuestro calendario de vacunas. Ya no es el Clarín el que escribe el memo con las instrucciones para el “buen” alumno.
Recuperar la política serviría de poco si los marginales del poder económico y mediático siguen escribiendo la agenda real. Dios nos libre y nos guarde.
La atención está puesta ahora en el lugar que corresponde, no donde se le ocurre a la oposición corporativa.
Por eso se discute con los avivados del colonialismo inglés sobre la soberanía en Malvinas. Por eso se tensiona con los avivados de las petroleras que extraen y ganan, pero no invierten como deberían. Por eso se quitan las extraordinarias ganancias subsidiadas de los avivados con más poder adquisitivo. Por eso se liberan créditos para los pequeños y medianos productores que sufren la sequía y no para los avivados rentistas y grandes terratenientes.
El viejo país querría que nos enredemos en las discusiones autodestructivas que proponen a diario. Pero la ciudadanía valora lo construido en estos últimos años y avanza en esta correntada de reparación de derechos e inclusión social.
Ahora que el mes de enero se nos va como un suspiro, es preciso reflexionar juntos y no dejarse tentar por la psicosis colectiva que pretende imponer el monopolio mediático. No estamos en un país perfecto. Pero tampoco en el peor de los mundos.
Discutamos Famatina, pero en esta Argentina que reconstruimos entre todos.
Veamos. La tarjeta SUBE es para subsidiar al pasajero y no a las empresas. La ayuda al campo trepó a los 2.800 millones de pesos. La desocupación está en su registro más bajo en las últimas dos décadas. El superávit fiscal y comercial y la economía continúan creciendo. El país tiene los máximos registros en el continente respecto a la libertad de expresión y de defensa de los derechos humanos. La ley de medios y la ley de matrimonio igualitario son un ejemplo en el mundo.
¿O son estos logros los que crispan a algunos?
Usted podrá ser “k” o “no k”. No importa tanto. Pero usted vive, trabaja y sueña en este país de 40 millones.
Es necesario que tracemos entre todos, más allá de banderías partidarias, una delgada línea entre los avivados que apuestan al pasado y aquellos que apuestan a una vida cada vez más digna.

El Argentino, viernes 27 de enero de 2012

jueves, 26 de enero de 2012

Otra vez en el ruedo



Alguna vez Aníbal Troilo, Pichuco, escribió aquel texto dolido y esperanzado al que llamó “Nocturno a mi barrio”.
Cuando apareció Cristina, ayer en la Rosada, algo en el aire nos trajo la melancolía del bandoneón mayor de los argentinos.
¿Se acuerdan?
“Mi barrio era así, así, así. Es decir ¿qué se yo si era así? Pero yo me lo acuerdo así… Alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio, ¿cuándo, pero cuándo? Si siempre estoy llegando. Y si una vez me olvidé, las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja, titilando como si fueran manos amigas, me dijeron: “gordo, quedáte aquí, quedáte aquí”.
Si usted esperaba que arrancáramos hoy con un análisis más frío y descriptivo, lo sentimos mucho.
Argentina vive un estado de emoción permanente y no queremos escapar de este impulso de vida que late en la política por su costado izquierdo.
La Presidenta llegó como se fue: a pura gestión.
Cuando inició el acto, donde se firmaron contratos de obra pública, escuelas, caminos, antenas de la televisión digital, planta de líquidos cloacales en Villa Fiorito, mencionó en primer lugar la obra de gobierno reparadora de Néstor Kirchner.
Habló con Catamarca, con Villa La Angostura, con Necochea, con el interior profundo de la Argentina.
Quien tiene la posibilidad de recorrer el país se encontrará con un cartel que reza: “Aquí también la Nación crece”. El intendente de Angostura lo interpretó y resumió así: “Es bueno saber que alguien está pensando en nosotros”. Hablaba de la Presidenta.
A las 19,40 inició su discurso para los 40 millones de argentinos. Y sólo tuvo palabras de gratitud en el arranque.
Citó cifras.
9,2 % de crecimiento con inclusión. El 6,7 % de desempleo, el registro más bajo de las últimas décadas. Las 1.887 escuelas. Criticó al colonialismo depredador inglés. “No tienen argumentos”, dijo. Reivindicó la causa soberana de Malvinas y el “Informe Rattenbach”, disponiendo que sea público. Valoró la lucha de las Madres. Les recordó a las empresas petroleras que “el subsuelo de la patria es argentino” y les advirtió “no estamos más en tiempos de la colonia”.
“Se acabó la avivada” fue la traducción para la sintonía fina, poniendo en su justo lugar a los que pretenden instalar “el reino del revés”.
El vector del modelo es el desarrollo con inclusión social, no el “ajuste”, como lo llaman desde el poder económico mediático y los que por derecha y por izquierda le sirven de coro desafinado.
Se despidió relatando el paso a paso de su enfermedad. Se emocionó. Se indignó, pero no se enojó. Estaba conmovida. Y volvió a agradecer a los que se alegraron con los resultados.
La Rosada se llenó de pueblo y el amor volvió a ganarle por goleada al odio.

El Argentino, jueves 26 de enero de 2012

miércoles, 25 de enero de 2012

Cristina, de nuevo en casa




Llegó el momento esperado.
Algunos creen que la única que vuelve a la Casa Rosada, es la Presidenta.
Pero, en realidad, hay una sensación colectiva de que con ella volvemos todos los argentinos.
Y que vuelve a escribirse la agenda del día desde el despacho presidencial. Que vuelve la política a proponer la melodía con la que bailaremos. Que los opositores tendrán excusas para decir algo en contra, para despertarse de una larga siesta, para decir algo, no importa qué. Que volvemos a informarnos, enojarnos, alegrarnos, emocionarnos, esperanzarnos.
No siempre la historia del pueblo construye y regala una Presidenta que, además, resulta jefa, líder, conductora, estadista y por si fuera poco, militante y compañera. Aunque quizás esto último alcance para explicar todo lo anterior.
Quizás la ausencia de Cristina sirvió para comprobar, por si hacía falta, dos asuntos esenciales para la vida de un país en serio: el inmenso cariño que una porción mayoritaria siente por su Presidenta y el juego de un equipo de gobierno sólido, eficaz y humilde en su gestión diaria.
No es poca cosa, después de gobernar más de ocho años.
Enero de 2012 es una prueba para muchas cuestiones. Aunque se diga por ahí que no ha pasado nada.
No estuvo Cristina. Esa es la noticia.
No estuvo y provocó que se la extrañe; que se la cuide a distancia con mensajes de amor; que brille, desde su ausencia obligada, como una imprescindible; aunque a ella no le guste mucho el término.
No estuvo Cristina y dejó sin letra a los opositores. No estuvo y la corporación mediática mostró el peor de sus rostros: desconoció la condición humana para guardar respeto en esos días y se mostró cipayo frente a la agresión británica. La hicieron todas. De esas desvergüenzas no podrán volver. Salvo que pidan perdón, no al gobierno, sino a los argentinos.
Difícil que el chancho silbe.
La ausencia de la Presidenta hizo trizas la insustancial campaña de Clarín y La Nación de que “ella” y nadie más que “ella” es el gobierno. ¿Se acuerdan todo lo que dijeron? “Monarca”, “autoritaria”, “no delega un suspiro”, etc.
Y allí estuvo Boudou al frente del equipo, tirando un centro para que cabeceen, haciéndole un caño a Cameron para deleite de la popular, anunciando el superávit fiscal y un crecimiento económico del 9,2%.
Dirán ahora que la Presidenta mandaba mensajitos con órdenes para los ministros. ¿Y? ¿No es su responsabilidad acaso? ¿O alguien podría dar orientaciones si no tiene un equipo de primera para ejecutarlas? ¿O no les llena de orgullo y tranquilidad saber que hay patria, hay país, hay gobierno y hay proyecto?
Lo cierto es que hoy vuelve la Presidenta. Y con ella, todos volvemos a casa.

El Argentino, miércoles 25 de enero de 2012

martes, 24 de enero de 2012

La dignidad en el banquillo




Desde hoy juzgarán en España al Juez Baltazar Garzón.
La justicia se llena los ojos de vergüenza.
Le estuvo permitido juzgar a criminales de lesa humanidad en el mundo entero, siempre y cuando no se metiera con la memoria de la propia España.
Apoyado por este mismo Tribunal que hoy lo sienta en el banquillo, pudo juzgar a Adolfo Scilingo, uno de los responsables de tirar prisioneros de la ESMA al lejano mar de la lejana Argentina. Pudo enjuiciar a Videla y a Pinochet.
¿Pero cómo se le ocurrió desenterrar del olvido a los españoles que cayeron bajo el régimen franquista?
¿Cómo se permitió la insolente libertad de juzgar los crímenes contra la humanidad en su propio país, iniciando la investigación de las desapariciones, torturas y ejecuciones de 114.266 personas identificadas como víctimas ocurridas entre el 17 de julio de 1936 y diciembre de 1951?
La justicia se llenará de espanto si lo condenan.
Hace unos cuantos años, con Alfredo Bravo y Marcela Bordenave, lo vimos lagrimear en su despacho de la Audiencia Nacional, allá en Madrid, luego de escuchar el testimonio desgarrador de la Masacre de Margarita Belén, en tiempos de la dictadura cívico militar en nuestro país.
Disimuló su llanto como pudo y pasó a un cuarto intermedio para reponerse.
En la antigüedad, antes de Néstor y Cristina Kirchner, las causas por delitos de lesa humanidad corrían serio riesgo de morirse para siempre con el punto final, la obediencia debida y los indultos. Baltazar Garzón les dio entidad para que al menos no pierdan el estado de juridicidad.
La justicia, entonces, se llenó los ojos de orgullo con su juez.
Nos preguntamos: ¿No hay una calificadora de riesgo moral que le baje mil puntos a España si es que los miembros del Tribunal Supremo se atreven finalmente a cometer el desatino de juzgar al mejor de los jueces?
Fueron muchos los argentinos que en los años noventa viajaron a España para resguardar y proseguir las causas de nuestro propio genocidio. Por eso el pueblo argentino le estará eternamente agradecido a Baltazar Garzón.
Él se atrevió contra los represores cuando pocos lo hicieron. Él se abrazó con las Madres y las Abuelas. Él abrazó a los Hijos. Él recorrió la ESMA con un llanto en la garganta. Él nos puso de ejemplo ante todo el mundo por buscar justicia hasta las últimas consecuencias con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Él admiró, entusiasta, que la memoria, la verdad y la justicia sean política de estado en nuestro país.
Por eso y como dice el argentino Carlos Slepoy, otro admirable hombre de la justicia, desde aquí sostenemos que somos nosotros los que acusamos.
Que por la memoria, todo. Que por el olvido, nada.

El Argentino, martes 24 de enero de 2012

lunes, 23 de enero de 2012

Táctica y Estrategia



Para los que ya volvieron de sus vacaciones y los que preparan los bolsos en el estribo del merecido descanso, las noticias y comentarios que emiten los diarios les están adelantando cómo será este año chino, maya, argentino y malvinero.
La sintonía fina del proyecto, según palabras de la Presidenta, pondrá la luz allí donde había sombras y descuidos. Ajustará el dial del proyecto para que todos nos escuchemos mejor.
Nadie puede vivir y comer en la macro economía ni en la macro política. Nadie siente el aire como un beso en la cara desde “una estrategia”, por perfecta que sea.
Se vive, se come, se cura, se educa, se ama, se sufre, se gana o se pierde, en cada coyuntura, en cada paso, en cada instante. Es la revolución de las pequeñas cosas. La sabiduría de apreciar lo bueno y despreciar lo malo en el minuto a minuto, no sólo en el largo plazo.
El milagro de amor se produce en el preciso momento que una madre recibe la Asignación Universal para su hijo y el laburante entra riendo a la casa con el nuevo sueldo en el bolsillo.
La macro política lo decidió. La macro economía lo hizo posible. Pero la vida, que es chiquita y fugaz como una estrella en el cielo, es quien se muestra entera en ese instante donde se construye un pueblo y sus cosas, la patria y sus asuntos, la historia y su porvenir.
Malvinas también es sintonía fina. El pueblo y su gobierno aman esas islas y participan como sienten que pueden y deben para recuperarlas.
El cipayo, en cambio, se pone del lado del agresor colonialista. Basta con leer los diarios del monopolio mediático para comprobarlo.
“Ni la razón ni la voluntad ni los dogmas pueden nunca contra la lógica natural de la política”, dice el Clarín de ayer mofándose de la acción desplegada por el Canciller Timerman.
¿Cuál es para ellos esa lógica supra terrenal de la política entonces?
Creeríamos que la razón es el proyecto y la estrategia que uno abraza. Que la voluntad es la energía militante de la política. Que los “dogmas” son los principios y las convicciones que se tienen.
¿O pretenden convencernos de que el colaboracionismo antipatriota con los ingleses es esa “lógica natural de la política”?
Pero estamos en enero y es más refrescante convocar a Mario Benedetti antes que citar a un pirata de ultramar o cabotaje.
“Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos; mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible; mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos…
Mi estrategia es en cambio más profunda y más simple; mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites”.

El Argentino, lunes 23 de enero de 2012

domingo, 22 de enero de 2012

Malvinas, a vuelo de pájaro



Cuando Néstor Kirchner afirmó que “la recuperación de las Malvinas es un objetivo permanente e irrenunciable” estaba rubricando una de las convicciones que entrarían con él a la Rosada.
Y cuando Cristina anunció que “Malvinas es una causa latinoamericana y global”, estaba instrumentando esa misma convicción.
No hay sorpresa, entonces. Hay constancia y coherencia en el horizonte de la patria grande.
La escalada guerrerista, corre por cuenta del invasor.
La causa Malvinas es una herida abierta y un faro que ilumina.
Nos equivocaríamos si sólo ponemos el eje de la cuestión en el afán colonialista de Gran Bretaña, en la ignorancia de David Cameron, en los zánganos de la realeza o en el mandato criminal de Margaret Thatcher.
Siempre fueron así con todo el mundo.
O si sólo ponemos el eje en la actitud de los kelpers. Si quieren ser británicos o marcianos es un asunto de conciencia, no de pertenencia. Con ellos no es la disputa.
Nos equivocaríamos si pensáramos que las Islas son un puñado de tierra pedregosa y una cuestión del pasado. Malvinas es la patria secuestrada al sur del corazón de América.
O si por defenderlas, creamos que la sombra de la dictadura espantará los sueños que abrigan esta causa que legamos de la historia.
El terrorismo de estado fue el último ariete del colonialismo ingles.
Nosotros, en tanto pueblo, fuimos desaparecidos, presos, torturados, exiliados, perseguidos y desocupados, así como nuestros fueron los soldados heroicos, muertos en Malvinas.
Algún derecho tenemos para hablar.
No nos equivocaríamos, en cambio, si hablamos de las aves de Malvinas, de nuestros chorlos y gaviotines, de la Gaviota cocinera, de la Gris y la Cangrejera, del Ostrero común, del Pingüino Patagónico, de la Escúa común, de la Paloma Antártica, del Cormorán Cuello Negro y el Real, del Albatros Errante y del Petrel.
No estamos divagando. Estamos diciendo que desde Río Gallegos hasta Malvinas distan apenas 760 kilómetros y por eso es natural que muchas de estas aves vayan y vengan entre ambas costas, la del continente y la de las Islas.
“Son el correo de amor entre la Patria y Malvinas”, supo decir de ellas el poeta José Pedroni.
Las aves son sabias desde que dejaron de ser dinosaurios. Lástima que Cameron no acompañó esta evolución.
El respetado Ornitólogo, Tito Narosky, nos enseñó que el Albatros Ceja Negra, por ejemplo, tiene su cría en Malvinas y luego remonta nuestras costas continentales y con su vuelo largo llega hasta Ecuador, Perú, Chile, Uruguay y Brasil.
Como las Malvinas, este Albatros no sólo es argentino, sino latinoamericano.
Estas aves sobrevuelan la danza de nuestros delfines, nuestras ballenas y millones de peces que habitan nuestros mares australes.
No nos equivocaríamos si argumentando en defensa propia, decimos que esa Ballena Franca que navega en Puerto Madryn es el mismo cetáceo que pasó o pasará en unos días a visitar Malvinas. Igual vale para la Ballena Azul y otras, como la Ballena Jorobada que supo verse en el Delta del Paraná, pasando por Punta Indio y llegar luego hasta Malvinas.
¿Sabrá Cameron que el Delfín de Arnoux fue visto navegando en aguas interiores de la provincia de Buenos Aires, en Tierra del Fuego y en Malvinas?
¿Sabrá que el Delfín de Frente Plana fue registrado en Arroyo Sauce Viejo, Buenos Aires, en Viedma, en Río Chubut, en Bahía Santa Cruz, en Malvinas y en las Georgias del Sur?
La Marsopa, el Calderón y la Tonina Overa navegan entre Malvinas y su continente.
El nuestro, Cameron. Nuestro continente.
¿Alguien conoce acaso un ave, un cetáceo, un pececillo siquiera, que aletee su canto o cual sea su sonido, de Malvinas a Londres y viceversa?
Las Malvinas son y serán argentinas porque lo dice la historia de los hombres, con su violencia y sus destierros, pero también porque lo dice la madre natura, Cameron.
Entiéndalo de una vez. No puede el inglés sostener que son suyas las islas ubicadas a 12.800 Km. de distancia de cualquier barrio londinense.
Muéstrennos un pájaro siquiera, que iguale la distancia que estamos proponiendo como patrón de medida.
¿Y los hombres y las mujeres que habitan las Malvinas?: Bienvenidas sean. Son tan argentinos como las Islas, si allí nacieron. No hay inclusión social sin inclusión territorial. Por eso son naturalmente argentinos, aunque también lo nieguen. Ningún mandato divino les otorgó poderes para violar la integridad territorial y la unidad nacional del pueblo argentino, conceptos que Naciones Unidas consagra en su Carta original y sirven de fundamento para la Resolución 2065 que convoca desde 1965, durante la presidencia de Arturo Illia, al dialogo entre Gran Bretaña y Argentina.
No es un minué de a tres el que se debe bailar. Como en un tango, bailan sólo dos. Pero eso sí: la orquesta y la música son latinoamericanas y caribeñas.
Hagamos un poquito de memoria.
En 1833 la Corbeta Clío encabezó la usurpación colonial inglesa. Expulsaron a los legítimos dueños de esas tierras, argentinos todos, e intrusaron a los primeros kelpers.
O sea. Es a la descendencia de los expulsados a los que habría que preguntar si eligen que Malvinas sean argentinas o no. Porque el principio de autodeterminación de los pueblos conlleva indisolublemente el principio de la unidad territorial de una nación.
La nuestra, Cameron. Nuestra nación.
Los intrusos no tienen voz ni voto en la decisión soberana. Sí para defender su modo de vida, que será respetado religiosamente por la Argentina.
¿Dónde está escrito que el invasor tiene los mismos derechos que el invadido? ¿Quién dice que un colonialista y un genocida tengan los mismos valores que sus víctimas?
Mientras esperamos que el dialogo florezca, seguiremos viendo nuestras Malvinas desde el vuelo de los pájaros.
Por decisión criminal de Galtieri y Margaret Thatcher, los argentinos lloramos a nuestros héroes muertos en Malvinas.
Hoy agregamos otro dolor: las aves empetroladas por la exploración ilegal de los británicos y los delfines destrozados en cada maniobra militar de Gran Bretaña en nuestras Islas.

Miradas al Sur, domingo 22 de enero de 2012

viernes, 20 de enero de 2012

Quisiera que me recuerden



La Plaza de Mayo cambió de dirección al menos por un día.
Ocurrió ayer, cuando Hebe de Bonafini al frente de las Madres hiciera su ronda de los jueves en la Plaza San Martín de Río Gallegos, en la patagónica Santa Cruz.
La historia es creativa cuando los pueblos se la ponen al hombro y echan a andar.
¿A quién se le ocurrió juntar en un mismo instante un pulso de vida que conjugue la resistencia de las Madres contra la dictadura, con la memoria al Presidente Néstor Kirchner?
A la historia se le ocurrió.
¿A quién se le volaron los pájaros para que las Madres, los pibes de La Cámpora, la militancia de Kolina, los hombres y mujeres que habitan aquellas lejanías, pudieran unirse en una ronda de amor y compromiso y lealtad como el de ayer?
A la historia se le volaron todos los pájaros.
Habría que prestar atención a estas señales que se suceden intermitentemente desde hace un puñado de años. A veces parecen descalzas y desarropadas, tan humildes en su coraje, tan llenas de ternura, tan luminosas, pero son señales que construyen futuro.
Cuando Hebe dijo ayer: “Néstor, estos pibes, como vos les decías, no te van a defraudar. Este no es un homenaje, porque los homenajes son póstumos y vos no estas muerto. Estás cada vez más vivo, en todos nosotros”, ya todos sabíamos de qué se trataba.
Era una ronda de amor, un abrazo eterno al que consideran uno de sus hijos, un juramento de fidelidad con la memoria y la huella de alguien al que las Madres llaman un patriota y un revolucionario.
Desde algún rincón de los milagros, Néstor Kirchner, quizás, les hubiera dedicado el poema del correntino Joaquín Areta, uno de nuestros 30 mil desaparecidos, con un abrazo infinito que las abrace a todas.
“Quisiera que me recuerden sin llorar ni lamentarme.
Quisiera que me recuerden por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo, porque emocioné su alma, porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados, porque interpreté sus ansias, porque canalicé su amor.
Quisiera que me recuerden junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes.
Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores, con comprensión por mis debilidades, con cariño por mis virtudes. Si no es así, prefiero el olvido, que será el más duro castigo por no cumplir mi deber de hombre”.
Nada en la vida sucede porque sí.
En los días en que el viejo imperio inglés despliega sus odios colonialistas, las Madres fueron hasta el lugar desde el que partieron los aviones que enfrentaron con heroísmo al invasor, para decir al pie de la memoria que ellas estaban allí porque “Néstor nos devolvió la patria y Cristina la está defendiendo”.
Y estaba todo dicho.

El Argentino, viernes 20 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

Las Malvinas son y serán argentinas


Rueda el mundo, rueda la vida, rueda el mes de enero, ruedan las vacaciones y acá estamos nuevamente; en pleno salto de página, sin otras redes que no sean las palabras que brotan de las calles que camina el pueblo.

A fuerza de espacio y tiempo, y porqué no, de intentar una pizca de belleza en nuestra prosa diaria, hoy queremos responder la última insolencia del ministro inglés, mister Cameron.

Ni el orgullo nacional recuperado ni la memoria viva, nos perdonarían un silencio cómplice.

¿Desde dónde habla este fiel discípulo de Margaret Thatcher, aquella “dama de hierro” que ordenó el crimen de guerra contra el Crucero Belgrano?

Habla desde un trono asentado en el pillaje y la piratería, que forjó su fama de colonialista en siglos de invasiones imperiales.

Habla desde un país que superó su propio récord de desempleo, con casi 3 millones de desocupados. En esa catástrofe social, los jóvenes son los más afectados.

Habla desde una coalición conservadora-liberal que aisló a Gran Bretaña de Europa y que, con sus ajustes salvajes, logró que Inglaterra sea considerada la nación más desigual entre las naciones ricas (dato reciente de la OCDE, Organización de la Cooperación y el Desarrollo).

Habla desde un gobierno de derecha que está fabricando miles de pobres por día.

¿Y nosotros desde donde hablamos?

Hablamos desde una América Latina que crece en desarrollo e inclusión social a la misma velocidad que descrece Europa.

Allí está el último informe de la OIT, la Organización Internacional del Trabajo, que dice explícitamente: “Histórica caída del desempleo en Latinoamérica a raíz del fuerte crecimiento económico en la región”.

Hablamos desde un país que se precia de haber rechazado todos y cada uno de los intentos colonialistas en dos siglos de vida, desde la Vuelta de Obligado al “No al ALCA”.

Hablamos desde un país que jamás invadió ni colonizó a nadie. A nadie.

Cameron debería haber estudiado en la academia que en 1833 sus antepasados expulsaron a los argentinos de nuestras Islas Malvinas y colocaron allí población intrusada.

Por eso el principio de autodeterminación de los pueblos vale para los argentinos, no para los intrusos.

Por eso, las Malvinas son argentinas.

“No nos patotee”, le dijo Néstor Kirchner a George Bush en Mar del Plata.

Es lo que le decimos hoy a Cameron.

Somos un pueblo de paz: no gaste fortuna en presupuesto militar; inviértala para salvar al medio millón de pibes ingleses que están en la pobreza total.

Somos, además, un pueblo que no guarda rencores: algún día lo recibiremos en Malvinas. Y si gusta, caminaremos por las Islas argentinas, mientras escuchamos “Yesterday”, aquella hermosa canción de Los Beatles.

El Argentino, jueves 19 de enero de 2012

Un verano inolvidable

No olvidar, no perdonar, no permitir que se instale la cultura del odio que alienta el Grupo Clarín y sus socios y amigos, debería ser de aquí en más un imperativo ciudadano.
Desde sus editoriales, los escribas y lenguaraces del Grupo se metieron por una claraboya al quirófano donde operaban a una mujer, al fin y al cabo una persona común con responsabilidades especiales. Levantaron las sábanas impúdicamente, manosearon la herida de la cirugía, diagnosticaron maliciosamente, pasaron de ser periodistas amarillos a traficantes de órganos, sin rubores ni vergüenzas.
El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue elocuente y conciso cuando supuso con sentido común que los medios opositores hubiesen querido titular: “Lástima que no era cáncer”.
Fue tan brutal y despiadado este ataque de Clarín que arrastró con sus ondas expansivas a la dirigencia política de la oposición, siempre presta a cumplir con sus mandantes del monopolio. Como un coro de zombies salieron a pedir “que se aclare este bochorno”.
Hermes Binner, quién te ha visto y quién te ve. Magnetto agradecido.
La única víctima, en tanto, la mujer que había pasado por el trance del bisturí, valoraba junto a sus hijos el resultado final del tratamiento.
“Fue la más linda noticia de los últimos tiempos”, coincidieron en declarar públicamente desde Hugo Chávez hasta Hillary Clinton.
La condición humana genera estos reflejos más allá de diferencias políticas e ideológicas.
¿Pero en qué oscuro albañal se esconden los autores de semejante malicia para redactar tanto desprecio humano en letras de molde? ¿Tan bajo han caído en la mínima escala de valores y principios, esa escala que se respeta incluso en los peores conflictos bélicos?
Las ambulancias no se bombardean, los hospitales tampoco, los enfermos de cualquier bando se curan y se cuidan.
El monopolio mediático, en cambio, bombardeó con sus diarios, radios y canales, la sala donde operaban a la Presidenta de la Nación. Hay que decirlo así. Hay que graficarlo con colores fuertes para tomar verdadera dimensión del daño que buscaban provocar y por sobre todas las cosas, no hay que olvidar jamás esta muestra de incivilidad y salvajismo al que pretenden empujar a una parte de la sociedad en su caída final como grupo impune.
Sólo es posible encontrar semejante saña y odio en tiempos de la dictadura.
De poco vale analizar críticamente la cipaya actitud que tienen ante la insolencia británica sobre la causa soberana de Malvinas.
De poco vale asombrarse porque acusan al Gobierno Nacional, popular y democrático por defender la industria y la producción nacional ante una más que probable invasión de productos y capitales extranjeros que ruedan por un mundo en crisis, buscando alguna orilla para colonizar. O para parasitar.
De poco vale que no sean capaces de notar que este año se batirán todos los récords de turismo local, lo que significa que hay al menos un mango, incluso, en el bolsillo de los más humildes para ganarse un buen descanso.
De poco vale que nos escandalicemos por la protección que brindan a Mauricio Macri, ese gobernante que sólo sabe expulsar por la fuerza a los que aún están a la intemperie con su mercancía, ajustar el precio de los subtes y mantener relaciones poco santas con dueños de prostíbulos.
De poco vale que denunciemos que sean, como en el 2008, el altoparlante de esa mesa de enlace que aprovecha tanto la sequía como la abundante lluvia para volver a la carga “contra las retenciones”.
De poco vale que condenemos la falacia de intentar confundir y mezclar la sintonía fina de este modelo de desarrollo con inclusión social en curso, con las políticas de ajuste y empobrecimiento que esos mismos medios prohijaron en tiempos de neoliberalismo.
De poco vale toda esta saga de un verano a pleno sol, ante la magnitud de la operación de terror que lanzaron contra la salud de Cristina Fernández de Kirchner.
Ya sabíamos los intereses económicos que defienden y sostienen.
Ya sabíamos del maridaje que tuvieron con la dictadura para transformarse, picanas y secuestros mediante, en el verdadero rostro de ese poder que manda quién se salva y quién es expulsado del sistema.
Pero costaba saber o imaginar al menos, la falta de pudor que demostraron en esta circunstancia traumática, con final feliz.
De esta operación política tan inhumana ya no se vuelve. No habrá medicamento que pueda remediar tanto desprecio humano.
¿Qué rol le cabe a la sociedad de consumo en esta circunstancia, para no nombrar al pueblo?
Modestamente, creemos que la sanción moral debe venir del colectivo social. No hay legislación más condenatoria que advertirnos solidariamente sobre la calaña con la que están malformados todos los que escribieron y dijeron estas falacias sobre la salud de Cristina.
Si así lo hiciéramos cabría preguntarse: ¿cómo seguir consumiendo tanto veneno encapsulado en las voces y los textos del monopolio sin poder evitar envenenarse?
Hay un continente feliz de ver muy pronto plenamente restablecida a la Presidenta de los argentinos. Hay un pueblo feliz de que así sea.
“No era cáncer”, dijeron los médicos y la alegría brindó en la mesa familiar de cada casa. Pero en los albañales de la historia un rictus amargo les pintó la cara a más de uno. Los que se dejan ver, por mercenarios o por convencidos, no pueden ocultar tanta desazón.
Uno se puede equivocar en un análisis político, pero no de actitud ante la vida.
Hay que endurecer la bondad para que no deje sus huevos de odio la serpiente. Hay que denunciarlos así, con esta paz que es patrimonio espiritual de los pueblos. De poco valdría que este país siga creciendo como lo viene haciendo si persiste impune esta madriguera de resentimiento.
La batalla es por un país inclusivo, pero no a cualquier precio. Hay que dejar atrás y para siempre, los resabios del odio de los injustos.
Por ese país más bello, más feliz, más igualitario, es que trabajamos, escribimos, amamos, educamos y cuidamos a nuestra descendencia.
El odio es horrible. Pero el amor es implacable cuando echa a andar.

Miradas al Sur, domingo 15 de enero de 2012

El verdadero latido de un pueblo

Cada vez que Alfredo Scoccimarro leía los partes médicos y anunciaba las buenas noticias sobre la salud de la Presidenta, los hombres y mujeres que hacían vigilia frente al sanatorio donde se realizó la operación, jóvenes en su mayoría, expresaban su alegría como si festejaran un gol de Maradona.
La misma emoción se advirtió a lo largo y ancho del territorio, particularmente allí donde habita el pueblo más humilde.
Cadenas de rezos, misas barriales, oraciones que iban y venían por las redes sociales, le dieron a los primeros días del 2012 un hondo contenido de identificación con el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner, expresado en la preocupación colectiva por el resultado de la operación que le fuera practicada.
Por allí seguramente se podrá auscultar el verdadero latido de este pueblo.
La Argentina comenzó a desperezarse en un nuevo año que promete ser tan movidito como los anteriores.
Santa Cruz anunció un ajuste salvaje y La Cámpora rompió con el gobierno local.
La oposición gobierna con la hoja de ruta del siglo pasado.
Macri recibe los subtes y aplica, sin dudar, un tarifazo de 127% en los pasajes. En Rosario asesinan a tres jóvenes militantes… ¿y el socialismo de Binner hace la vista gorda?
Vaya con la diferencia en el orden nacional: Amado Boudou sostiene el timón de la nave del Estado, acompañado férreamente por el conjunto del Gobierno más los legisladores y dirigentes del Frente para la Victoria.
Es evidente que en ese núcleo duro hay una cohesión a prueba de cualquier presión externa, contraria a los intereses que expresa el proyecto nacional y popular gobernante. ¿Será por eso que Clarín y La Nación se ocuparon en estos días en provocar al Vicepresidente Boudou, en ejercicio de la Presidencia, con diferentes motes?
Buscan agua en el desierto.
Habría que ir advirtiendo que ante la orfandad opositora y la ausencia crónica de liderazgos sociales, contrarios al Gobierno y capaces de despertar alguna expectativa en la sociedad, las corporaciones del poder económico mediático buscarán actuar por líneas interiores en el espacio político que conduce Cristina.
Azuzarán todas las rencillas internas que existan o que hipotéticamente podrían existir. Agudizarán contradicciones virtuales, exaltarán a los que consideren como posibles conversos, endulzarán los oídos de los narcisismos dirigenciales con cantos de sirena y castigarán duramente a quienes se muestren convencidos del modelo económico inclusivo. En definitiva, más de lo mismo.
Lo que no pueden ni podrán hacer es ocultar la realidad con una tapa de diario. Podrán cubrirse con ella la cabeza en medio de la playa, pero no podrán negar, por ejemplo, que este verano el turismo argentino batirá sus propios récords en consumo interno, en hotelería, en pasajes, en alojamientos, en ventas comerciales.
Todas las perspectivas económicas para el año en curso son de un optimismo explícito. Si hubiese tonos menores en algunos rubros como consecuencia de la turbulencia que sufre el viejo mundo, ninguno de ellos tendría más significancia que el continuo y vigoroso crecimiento y desarrollo con inclusión social que demuestra la marcha de la economía local.
Para caracterizar el rumbo estratégico de un gobierno, el abc de cualquier análisis político que se presuma serio indica que hay tres preguntas básicas para responder: a) ¿cuáles son los sectores económicos que crecen sostenidamente?; b) ¿el Gobierno quita más derechos de los que otorga o la ecuación es al revés?; c) ¿cuál es el perfil elegido para su integración al mundo?
Que hable la realidad, que es la única verdad.
Los sectores que crecen en la Argentina son aquellos que generan trabajo, producción diversificada, consumo interno, crecimiento y dinamismo de la economía. Tal los casos de la construcción, industria automotriz, industria textil, industria metalúrgica, industria de la informática y de electrodomésticos. Son los verdaderos pesos pesados de un país en cualquier lugar del mundo. Aquí crecen al compás de un modelo político y económico que los alienta, los regula y los estimula con políticas crediticias y fiscales.
La carta de navegación que brinda el Estado no sólo sostiene el rumbo emprendido desde el 2003, sino que señala con precisión y certidumbre la otra orilla.
A diferencia de lo que ocurre en las economías devastadas por el voraz modelo surgido del Consenso de Washington, el circulante de moneda argentina seguirá creciendo pero en base al crecimiento de la economía real.
Si como augura Mercedes Marcó del Pont, la titular del Banco Central, “la actividad económica estará impulsada por un mercado interno robusto, apoyado en políticas orientadas a estimular la inversión, generar más empleo y alcanzar una mayor equidad distributiva”, es de esperar una mayor expansión del crédito.
Este gobierno no ha quitado ningún derecho bien habido. Antes bien, ha reparado derechos conculcados y ha creado otros que cualifican mejor a esta sociedad y sus instituciones.
Basta con repasar todos y cada uno de esos logros. Desde la ley de medios al matrimonio igualitario, la Asignación Universal por Hijo a las Paritarias y el mejor salario básico en toda la región; la recuperación del ahorro de los trabajadores, antes en manos de las Afjp, al mayor presupuesto educativo de la historia.
Integrar en primera fila el Mercosur, la Unasur y el Celac y, desde allí, participar del G-20, habla a las claras del rumbo latinoamericano que se sigue y se profundiza.
Si en medio de la tormenta mundial, que amenaza quedarse por mucho tiempo más, la Argentina demuestra saber hacia dónde va y con resultados altamente satisfactorios, ¿alguien puede explicar con racionalidad, patriotismo y solidaridad social por qué hay sectores corporativos que cierran filas contra este rumbo?
Desde estos parámetros, resulta inexplicable.
Habrá que sostener el rumbo con la fortaleza de saber que esta nueva Argentina está pariendo un nuevo pueblo.
Es el que festeja y se alegra viendo a su Presidenta regresar a casa.
Y de allí al trabajo diario, nuevamente.

Miradas al sur, domingo 8 de enero de 2012

Cristina y una luminosa mañana

Amanece que no es poco”, dijo alguien por allí.
Amanece un mundo que gira enloquecido sobre un falso eje de rotación y amanece otro que se descubre a sí mismo girando en la inclusión y la belleza. Europa anuncia recesión y la América latina, más empleo y producción. “Estos sudacas ya no asaltan más el cielo”, dijeron algunos cuando se creían eternos dueños del poder. Y miren las consecuencias: los sudacas ahora, se proponen bajar el cielo a la tierra.
En plena noche navideña, la ministra Nilda Garré anunció la detención de un genocida argentino, prófugo en Bolivia. Tres días después, el alma del pueblo se conmovió: la Presidenta padece una enfermedad como la de Dilma, Lula, Chávez, Lugo.
Cuando se escriban los nuevos paradigmas se dirá, que la épica y el drama son un signo de esta época.
Hay más. El premier inglés, David Cameron, bufa porque se cae de Europa. Brasil lo superó con su economía. Los Estados Unidos apoyan el diálogo por la causa Malvinas.
Si querés llorar, llorá. Hay más. Esta Argentina que celebra dignamente sus fiestas de fin de año, es un país conmocionado en los distintos planos de su vida cotidiana.
En el plano político-institucional viene de recuperar la mayoría oficialista en la composición del Poder Legislativo y revalidar sus títulos en el Ejecutivo. Y este sólo dato impacta de lleno en el humor social y en el ejercicio pleno de libertades y derechos de la ciudadanía toda.
“Es la realidad efectiva”, canta la marchita. Se discute vivamente el devenir colectivo y personal como pocas veces. Toda una señal de vida y esperanza. Afirmar livianamente, aunque con gesto profundo, que “este proceso político es frágil”, es igual a afirmar que la vida es frágil, la naturaleza es frágil, el clima es frágil.
La mariposa y el hombre, en sus respectivas escalas, son relativamente frágiles. Vaya con la novedad. Se trata de saber qué cosa hacemos con la fragilidad. Si la transformamos y fortalecemos o si sucumbimos ante ella. Ahí está Cristina, como un faro que alumbra hacia dónde ir. Las aguas por las que navegaremos en el 2012 serán aguas correntosas.
Calma. El timón está en buenas manos. La tripulación deberá estar a la altura de la historia. Entraremos de lleno a la sintonía fina del proyecto de país, dice la Presidenta. Y eso supone, escribir la nueva partitura que tendrá que interpretar una orquesta con 40 millones de almas contrapuestas.
¿Podríamos decir con propiedad que entramos a la etapa doctrinaria del proyecto? Quizás. Lo único seguro es que el maldito carcinoma cumplió el oficio de unirnos más aún. Todos nos sentimos algo de Cristina. Que no la hieran más los que en esta hora se deshacen en saludos hospitalarios.
El pensamiento complejo, cuando se dispara a crear, precisa como el aire la demarcación del paisaje donde escribe. Saber quién es quién ayuda a comprender las coordenadas. Los usos y costumbres de aquel sentido común que nos llevó al abismo, deberán ser cuestionados hasta su propio hueso. Con buenos modales, pero con la voz y la mirada firmes.
Para profundizar lo hecho, no habrá que perderse en los rodeos. Al pan, pan y al vino, vino.
La Argentina ingresa en pocas horas más a transitar la última curva de su noveno año kirchnerista. Toda una novedad. Lo hará con sus mejores galas. Tendrá un Presupuesto para ordenar mejor sus cuentas. Tendrá a buen reparo los derechos conculcados a los peones rurales, la libertad de expresión y prensa, la producción y distribución del papel para diario, el matrimonio igualitario, la Asignación Universal por Hijo, la integración latinoamericana. La obra pública batirá su propio récord.
Y con una tarea inconclusa que nos compete a todos: la disputa por la verdad, que es la disputa por el sentido común dominante. Los propietarios de los medios monopólicos de comunicación no defienden la verdad, sino el poder que ostentan. ¡Vamos!
La fragilidad de la que dimos cuenta será nuestra propia fortaleza si logramos que el vuelo que emprendemos sea un vuelo compartido, sin fisuras en la formación, como las aves en el cielo. La unidad popular es un imperativo de la hora y una categoría política.
Corporaciones abstenerse. Cultores del narcisismo, también. Esta es la hora de los pueblos. El año que se va nos deja de regalo en el árbol de los sueños el 54% de Cristina Fernández de Kirchner. Es un presente que abre puertas y clausura otras. Ya nada será igual después de esta victoria. El monopolio lo sabe, por eso pega y desespera.
¿Qué pasará en tanto con la oposición política? Estamos tentados a responder de manera lacónica y resignada: no pasará nada. ¿O alguien cree seriamente que Hermes Binner podrá aglutinar fuerzas por el costado inconcluso del proyecto gobernante? No parecería superador un socialista que propone como toda revelación que “el verdadero progresismo es el que plantea con mucha claridad hábitos higiénicos y dietéticos”.
Es la maldición de la progresía ante la vigencia del proyecto nacional y popular, allí donde éste se exprese. De tal modo que el movimiento liderado por la Presidenta, ocupa necesariamente todo el espacio social y cultural que se identifica con las políticas transformadoras. Ahora, si además se suman voces como la de Binner, queda más que claro que está obturada cualquier expectativa de crecimiento para cualquier fuerza que se precie “progresista”.
La derecha sigue ausente. La falta de un liderazgo fuerte e inteligente en esas comarcas no deja mucho margen para la fertilidad. Mauricio Macri no mide la altura necesaria y encima quedó al desnudo desde que el Grupo Clarín perdió la hegemonía de la agenda política. Más no le puede pedir a Magnetto. Más allá de este matete opositor, la naturaleza política del proyecto gobernante va por otro carril: el de la disputa entre el desarrollo con inclusión o la vuelta al pasado corporativo más oprobioso.
Quizás por eso la Argentina está más bella, ahora que construye poder propio. Quizás por eso se escucha a lo largo del país: ¡Fuerza Cristina!
Amanece el 2012. Es una luminosa mañana. Sonreí. La vida es bella.

Miradas al Sur, 31 de diciembre de 2011