lunes, 3 de diciembre de 2012

Un aplauso para la patria




Para aplaudir hay que tener las manos libres y golpear las palmas con el corazón.
Mientras que para mostrar el odio y la impotencia, alcanza con cerrar los puños.
No se puede aplaudir con los puños cerrados. 
Probalo y vas a ver.
Sucede en estos tiempos.
En el asadito de los domingos. En la fiesta familiar de cumpleaños. En un encuentro de amigos. En la cesión de las netbooks en las escuelas. En la entrega del certificado que acredita una vivienda para la familia.
Sucede a menudo, últimamente, que aplaudimos vivando a Néstor y Cristina y es una linda manera de vivar a la patria.  
Los pueblos aplauden cuando están contentos y cuando están tristes.
¿O acaso no fue un aplauso interminable el último adiós a Néstor Kirchner?
¿O cuando murió Perón o Raúl Alfonsín?
¿O en el acto a los caídos en la lucha por la liberación, acaso no se pide un minuto de aplauso?
La batalla cultural en pleno desarrollo no deja nada por resolver.
Ni el valor de los aplausos.
Por eso este elogio a los aplausos cuando los que odian no tienen más argumentos que llamar “aplaudidores” a quienes honestamente aplauden a la Presidenta anunciando la buena nueva del día en la Casa Rosada o en Itatí.  
Ahora se sumó Facundo Moyano a la larga lista de los que penalizan la gestualidad del aplauso nacional, popular y democrático.
Quién te ha visto y quien te ve, Facundo.
¿Se habrá olvidado cuando él también aplaudió la ley de medios, el matrimonio igualitario, la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas y el ahorro de los trabajadores incautado por los buitres de las AFJP?
¿Tan pronto envejece el alma cuando se cruza a la orilla de la claudicación?
Al lado de Scioli y Massa, Moyano dijo que “los jóvenes de La Cámpora son inertes que se limitan a aplaudir”.
Que gris y oscura es la rendición humana, en todo tiempo y lugar.
Los militantes de La Cámpora, a los que tanto aborrecen, aplauden las transformaciones y las reparaciones sociales del gobierno porque pintan sonrisas allí donde los pibes tenían la mirada triste.
¿Está mal eso?
¿Qué aplaudirá Moyano ahora? ¿La patoteada de Clarín contra la democracia? ¿Aplaudirá a los que quieren hacer del PJ una máquina del tiempo para volver a los años noventa?
¿Aplaudirá a los que difaman desde el papel prensa ensangrentado del monopolio y sus asociados, como el pasquín Noticias?
Que lo sepan los militantes de la Juventud Sindical: si un día deciden romper con la claudicación a la que quieren llevarla sus dirigentes y retornan dignamente a su lugar de origen, el pueblo trabajador, los van a esperar con un aplauso sincero.  
Felices los que aplauden este cambio inevitable que protagonizan los pibes.
Por que de ellos será la gloria de la patria.

El Argentino, lunes 3 de diciembre de 2012



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