lunes, 31 de diciembre de 2012

La suela izquierda de la vida


Si el país se mirara los zapatos, suponiendo que los tenga, podría notar que su suela izquierda está mucho más gastada que la derecha.
Como si se ladeara invariablemente hacia el mismo sitio, el del corazón, nuestro país ha caminado en estos últimos años, ha trajinado y ha tropezado tantas veces, como tantas se ha levantado para salir siempre victorioso por el lado izquierdo de la vida.
Parafraseando a Víctor Hugo Morales, elegimos esta manera de despedir el año y empezar el nuevo, mirándole los zapatos a un país que avanza en medio de un vendaval mundial que golpea todos los postigos y todas las fronteras, por que es una forma de conocer el rumbo de un pueblo que camina.
No vamos a hacer un balance de los logros materiales, como se acostumbra hacer un día así. Perdón si lo defraudamos.
Queremos hablar de lo que se viene y de la modesta y al mismo tiempo heroica cuota que nos corresponde a cada uno de nosotros.
Empecemos por decir que el kirchnerismo no es la puerta que se cierra y deja atrás la suma de lo que pudo y supo hacer, sino esa ancha puerta que se abre de improviso. Como si estuviera viviendo una permanente víspera de algo.
Y no se sabe bien qué.
Pero el kirchnerismo te sorprende siempre por izquierda. Sin que tenga este término una connotación partidaria.
Lo aclaramos para que no se escandalicen las damas y los caballeros de la fila derecha del escenario.
Es sólo un término lateral utilizado a fin de ejercer el digno oficio de maestro de escuela nacional y popular, señalando los puntos cardinales sobre un pizarrón de sueños.
Pruebas al canto.
¿Alguien pedía a los gritos, acaso, para que se bajen los cuadros de los genocidas y que la ESMA se transforme en un centro de vida y de cultura y que se recupere el ahorro de los trabajadores y se nacionalice YPF y Aerolíneas Argentinas?
¿Alguien esperaba, paseando un día por Palermo, que Cristina firme un decreto anulando otra vergüenza menemista y recupere así para los argentinos todos el predio ocupado por la Sociedad Rural?
¿Alguien pensó en el 2001, en el 2002, en el 2003 volver a creer en la política como vital y principal herramienta transformadora de la realidad que vivimos día a día, año a año, siglo a siglo?
¿Alguien soñó con una ley de medios de la democracia que multiplique voces aunque la demoren Magnetto y los supremos cortesanos?
¿Alguien previó política o sociológicamente que íbamos a tener un gobierno y un proyecto de país inclusivo que después de nueve años de gestión sería capaz de llenar Plaza de Mayo y sus alrededores con medio millón de almas?
Claro que el kirchnerismo se equivoca, como se equivocan todos los que hacen cosas.
Claro que falta un montón para hacer y construir y deconstruir en busca del país de justicia, inclusión y libertad que soñamos muchos.
Y que soñaron tantos que hoy, estando, ya no están con nosotros.
Pero si hay un listado de errores es porque la rueda de la historia, con sus más y con sus menos, está girando velozmente y deja mirar al trasluz lo que está bien y lo que no.
Y si la lista de lo que sigue ausente está a la vista de todos, es por lo mucho que se hizo cuando ya nadie esperaba.
Pero volvamos al inicio.
¿Qué cosa se reserva el kirchnerismo para renovar la suela izquierda en los próximos años?
No lo sabemos con precisión. Pero seguramente avanzará en el mismo rumbo inaugurado por Néstor Kirchner y profundizado en estos últimos años por Cristina.
Entonces, no habría que buscar la pista por la suela derecha, que sigue casi nueva, apenas rayadita.
Si es el único gobierno que jamás envió un proyecto de ley al Parlamento que castigue al laburante, al comerciante, al profesional, al artista, al inmigrante, al diferente, al pequeño empresario, al estudiante, al jubilado, concluimos entonces que por allí no hay que buscar la huella.
Mirando otras orillas, habría que desterrar el mito de la falta de creatividad opositora; por que han probado de todo para hacer trastabillar la marcha del gobierno; que en este tramo de la historia es lo mismo que hacer trastabillar a un país entero.
Formaron el Grupo A. Lo desarmaron. Lo armaron de vuelta. No votaron leyes imprescindibles, como el presupuesto anterior, por ejemplo.
Llamaron al paro. Cortaron calles y avenidas para asegurarse concurrencias que estuvieron ausentes, de igual modo. Se manifestaron con insultos y violencia en cuanta marcha opositora hicieron. Fusilaron verdades y esperanzas desde las tapas y editoriales de Clarín, TN y La Nación. Convocaron a bajar los brazos. Abandonaron el sentido de pertenencia humillando al país ante el extranjero, fondos buitres mediante. Se alegraron con la captura de nuestra Fragata Libertad. Y cuando parecía que poco o nada les quedaba en el tintero, estimularon asaltos y saqueos a diestra y siniestra de la pantalla.
Contra todos estos males, el proyecto democrático siguió, el gobierno avanzó y el país creció.
Aunque las condiciones económicas externas y los opositores internos aumenten su presión derecha sobre la Argentina, la experiencia vivida en estos nueve años permite predecir que con este gobierno es la suela izquierda la que se irá gastando.
Pero si en las próximas elecciones triunfan los que piden, con gritos o susurros, que se enfríe la economía, que el Estado elimine las políticas de protección industrial y defensa del consumo popular, que no haya más impuestos a los ricos, que no sostenga el gobierno ninguna medida de estímulo al empleo y la producción, que se indulten a los genocidas presos, que no haya más planes de viviendas ni Asignación Universal por Hijo, que se libere el dólar y la economía, que no haya ley de medios, entonces, será la suela derecha la que se preparará para gobernar.
Que ocurra o no, dependerá sólo de nosotros.
Se llama batalla cultural esa tarea colectiva y no estará jamás escrita en el boletín oficial ni en fallo alguno.
Que el nuevo año nos encuentre juntos, caminando allí, por el lado izquierdo de la vida.

 Miradas al sur, domingo 30 de diciembre de 2012


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