jueves, 27 de diciembre de 2012

El árbol de la vida



Ayer se informó que las ventas navideñas crecieron más del 15 %  en relación al total vendido en diciembre de 2011.
Que el turismo local creció otro tanto el fin de semana largo y se anuncia un nuevo récord para las vacaciones.
Que siguen las indagatorias a los detenidos por los asaltos a supermercados y tiendas de electrodomésticos.
Que lamentablemente fallecieron otras dos personas heridas durante los violentos sucesos.   
Que el gobierno nacional fijó un plazo de 30 días para que la Sociedad Rural desaloje el predio de Palermo, mientras los empresarios respondieron con un lockout patronal.
Que hubo cortes de luz en varios lugares de la Capital y el conurbano bonaerense.
Que Macri decidió paralizar el Subte A por dos meses y algo más para repararlo; dice.
Que la Procuradora Gils Carbó aconsejó a la Corte el fin de la cautelar que favorece al Grupo  Clarín.
¿Qué decidirá la Corte Suprema respecto a la ley de medios?
¿Acelerará o frenará el avance de la democracia?
¿O se pondrá en sintonía con la velocidad de este tiempo, que es la misma velocidad que pidió a sus colegas para que aceleren las causas importantes?
Pensemos un poco.
El año termina a todo vapor y es útil y necesario reflexionar entre todos en estas últimas horas que le quedan a un año tan agitado como este 2012. 
Nada mejor que una metáfora para hacerlo.   
Los vientos que se desataron en la medianoche de la Noche Buena voltearon algunos árboles de raíces gastadas o superficiales; pero no mucho más.
Dañaron algunos pueblos del interior bonaerense, pero no causaron víctimas.
La lluvia que cayó fue muy copiosa por momentos.
Pero nada fue tan brutal y desolador como anunciaba cierto canal de TV en tono apocalíptico.
Esa TV pronosticaba que se caería el cielo y que era mejor no salir a pasar la Navidad con los amigos y la familia y que la temperatura seguiría subiendo al infinito y que caerían piedras, rayos y centellas.
“Paren el mundo que me quiero bajar” Gritaban en el barrio.
Por suerte aquella previsión dramática que afirma que el que siembras vientos, cosecha  tempestades, no se está cumpliendo.
Sigue el buen tiempo.  
En medio de un mundo que no para de caerse y de una economía local que aguantó a pie firme el vendaval externo, la Argentina sigue procurando que nadie quede afuera.
Y avanza.   
Pese a los saqueos, al lockout de la Mesa de enlace y algunos sindicalistas, al aullar de sirenas opositoras constantemente anunciando “ahí viene el lobo feroz” y al  pronóstico de la TV que asusta con romper el cielo a patadas, el país demostró que hundió sus raíces tan profundamente en los últimos años que puede garantizar que el árbol de la vida no se caiga así nomás.  

El Argentino, jueves 27 de diciembre de 2012




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