domingo, 4 de noviembre de 2012

El 7D ya está entre nosotros




El 7D nos desnuda a todos de diferentes modos.
No es verdad que desvista solamente al monopolio Clarín.
Ese día, el más largo de este siglo, se escribirá el renglón final de un capítulo definitivo en esta larga historia colectiva por vivir con más libertad, más inclusión y más soberanía.   
De un lado está el poderío económico que representa Magnetto. 
Del otro, la democracia.
La disputa por el poder está expresada en esa ecuación; no en ninguna otra.
Y así como la Presidenta en esta encrucijada, asume el rol y la responsabilidad que le corresponde como Jefa de la Nación, no resulta extraño que a un mes del 7D aparezca en escena, por fin, el jefe opositor, el CEO del Grupo Clarín, para reafirmar una decisión que ya se conocía: no acatarán la ley.
Ellos se rigen por sus propios códigos y quieren seguir haciéndolo.  
Eso es el viejo poder. Sólo sabe mandar. Así en democracia como en dictadura.  
Para ellos, la república y sus instituciones son apenas, “puesto menor”.  
Planteada así la situación, queda en claro que nunca como ahora la democracia había llegado tan lejos en la conquista, la construcción y la reparación de nuestros derechos como pueblo y nación.
Es mucho lo que se avanzó y es mucho lo que se podrá avanzar después de esta circunstancia del 7D.
Es necesario hacer una evaluación de lo acontecido a partir de la sanción de la Ley de medios.  
Se descubrió el lugar de la madriguera del poder en el domicilio del Grupo Clarín el día que Néstor Kirchner denunció la entente entre el Grupo, la Sociedad Rural, las ex AFJP y los políticos que los representan desde la derecha a la progresía y viceversa.  
El salto cualitativo no es sólo el conocimiento del poder económico, financiero, terrateniente, monopólico mediático y trasnacional que se enfrenta, sino que ese  conocimiento hoy esté al alcance de toda la sociedad y no sólo de los espacios de la militancia.
Luego se descubrió la red del partido judicial-legislativo que opera para Clarín desde hace mucho tiempo. Y entonces los desconocidos empezaron a ser conocidos por la población: Tettamanti, Recondo, De las Carreras, Aguad, Sanz…y siguen las firmas.
Por último habría que señalar que en general, con honrosas excepciones, la oposición política fue portadora en todo este proceso de una conducta abiertamente colonizada.
¿O siempre se equivocan para el mismo lado?
Sólo así se entiende el porqué brindan todo el apoyo a Clarín y toda la crítica, la condena y la sospecha permanente contra el gobierno de la democracia.
De una democracia que, ¡oh casualidad!, también los elije a ellos. Aunque por lo que demuestran permanentemente, esa oposición anclada en la vieja política que estalló en diciembre del 2001 recibe el mandato directamente de Clarín.
La sesión de los diputados debatiendo el derecho al voto de los jóvenes a partir de los 16 años fue una muestra explícita de ello.   
Quizá el aullido de lobos hambrientos que emanan los discursos de Carrió,  sea el más obsceno. Pero no les fueron en zaga los otros discursos opositores que declamaron sus canalladas contra la Presidenta y contra los jóvenes protagonistas del derecho reparado.
En ese marco, la palabra del diputado Andrés Larroque conmueve, en esencia, de la misma manera que el mensaje del socialista Jorge Rivas.
¿Por qué? Porque dicen, como deben y pueden, su propia verdad.
He allí la pasión de la nueva política.
He allí la denuncia contra la hipocresía de la vieja política.
He allí las cosas por su nombre.
Para los que no lo saben, Larroque es un militante forjado y formado en la militancia resistente de los años noventa, como tantos otros.
Es interesante recorrer su trayectoria para conocer la génesis de esa pléyade de militantes de La Cámpora y de otras agrupaciones kirchneristas.
Conocerlos es entender el origen del movimiento nacional, popular y democrático en esta nueva etapa. Y es entender sus discursos.  
El joven De Pedro, por ejemplo, cuyo nombre aparece en los archivos periodísticos del 19 y 20 de diciembre de 2001, apaleado, apresado y picaneado por la policía, es el mismo Wado De Pedro, hoy dirigente de La Cámpora, diputado nacional e hijo de desaparecidos.
La historia se reserva el derecho de admisión. Y visto está que para estas nuevas batallas culturales que resultan decisivas, la historia quiso que los protagonistas del campo popular, además de jóvenes, expresen la memoria de una sociedad golpeada que se ha dispuesto a liberarse de una vez y para siempre.
Decimos que el 7D nos desnuda a todos, de manera desigual pero combinada, porque al ponerle un plazo a la disyuntiva de seguir siendo un país y una democracia formal, políticamente correcta y atada al mandato de un poder paralelo como es el del Grupo Clarín, o consolidar esta nueva democracia y este nuevo país inclusivo que venimos construyendo desde el 2003, nos saca el maquillaje a todos.  
Somos lo que demostramos ser. Somos lo que decimos. Somos lo que nuestros sueños y nuestras convicciones dicen que somos.
Por eso aquella sanción en diputados mostró lo inocultable: el quórum de la democracia es hoy, guste o no guste, una responsabilidad exclusiva del proyecto de país que lidera Cristina.
Los opositores que se fueron del recinto planificaron esa vergonzosa retirada con mucha anticipación. Faltaba un solo guiño para concretarlo. Y ese guiño no se los dio un discurso, que bien podrían rebatir con argumentos usuales en el lugar donde, precisamente, se va a parlar. El guiño vino de Clarín y sus repetidoras.
La etapa deliberativa quedó atrás.
Entramos de lleno a la etapa ejecutiva y decisiva en la lucha por la democratización de la palabra.
Desde esta perspectiva es vital que todos los sectores que apuestan a la profundización de esta democracia, asuman, como lo hacen, que hay un solo liderazgo conduciendo al pueblo: Cristina.
Y que hay un solo responsable en la instrumentación de la ley: Martín Sabbatella.
Y que los otros millones de ciudadanos participamos sumando; no restando o dividiendo. 
El 7D es una construcción colectiva de la historia. Por eso será una gran victoria.


Miradas al Sur, domingo 4 de noviembre de 2012


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