lunes, 15 de octubre de 2012

Hoy puede ser un día de justicia



La Argentina viene marchando al galope y los días corren al ritmo de una nueva época. Un pueblo decidido a construir definitivamente su historia, provoca un revuelo de banderas y consignas en la norteña Jujuy para bajar de los cerros una misma convicción: Unidos y Organizados desde ahora y para siempre.
¿Cómo leer, sino al galope, esa movilización de 50 mil almas que juntó en un mismo espacio y en un mismo compromiso a Milagro Sala, al Cuervo Larroque, a Luis D’Elía, a Emilio Pérsico, a Andrés La Blunda?
¿Cómo leer sino ese abrazo emocionado de militantes de la Tupac Amaru con La Cámpora y el Movimiento Evita y Kolina y cuántos más?
Hay que saber significar estos hechos masivos y compaginarlos armoniosamente con el paisaje urbano de racimos de pibes de La Cámpora repartiendo en las esquinas de los  barrios las claves del 7D y el tramo consagratorio de la Ley de Medios de la Democracia.
Hoy puede ser un gran día de justicia.
¿Qué les dirá la Corte Suprema a los consejeros que citó para hoy?
¿Les dirá que respeten la Constitución y las leyes o se declaren fuera de la ley y se atengan a las consecuencias?
¿Les recordará que en una República y en una Democracia manda el pueblo a través de sus representantes y no las Corporaciones, aunque tengan coronita o clarinete?
Y puede ser un gran día de justicia allá en Trelew, Patagonia argentina.
La Masacre de Trelew fue el fusilamiento de 19 presos políticos en la Base Aeronaval de la Marina ubicada en aquella localidad de Chubut el 22 de Agosto de 1972.
Los únicos tres sobrevivientes fueron desaparecidos en la siguiente dictadura cívico militar.
Hoy se conocerá el veredicto del Tribunal que juzgó aquel crimen de lesa humanidad.
No es un juicio más.
Nos habían acostumbrados a la resignación de pensar que era “una causa cerrada”.
Por el tiempo. Por el olvido. Por la impunidad del poder.
Hasta que el proyecto de país que lidera Cristina profundizó el mandato que le transmitió Néstor: Memoria, Verdad y Justicia; y se reabrió la causa.
La historia viene a corazón abierto en este nuevo tiempo y no hay impunidad para nadie. No la habrá tampoco con los asesinos de Miguel Galván, el campesino asesinado por sicarios de poderosos sojeros, allá en el norte.
Tendrán que encarcelar a los autores materiales e intelectuales del repudiable crimen.
La cercanía del 7D se hace sentir en el ambiente.
Es ahora o nunca que habrá libertad y justicia para todos y todas.
Ojala que los malandras de la corporación judicial y sus mandantes del monopolio Clarín pongan las barbas en remojo antes de malgastar su tiempo en emboscadas y motines destinados al fracaso.
Paciencia, señores. Esto se llama Estado de derecho.

El Argentino, lunes 15 de octubre de 2012

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