jueves, 23 de agosto de 2012

Las lecciones del Éxodo Jujeño



Ese que marcha allí es un solo pueblo. No es un pueblo solo.
El General Belgrano va a su frente y les recuerda lo que escribió en su Bando del 29 de Julio; un mes antes de este 23 de Agosto:
“Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud”.
Lo peor de todos son los desnaturalizados que colaboran con los enemigos de la libertad, decía Belgrano.
Y si alguien le preguntara: ¿y quiénes son ellos, General?
Respondería indignado: la oligarquía local.
200 años después, Belgrano sigue enseñando.  
Los argentinos venimos de esa gesta patria, llena de indios, negros y criollos, rebosante de pueblo. De leales y desleales a esa patria que bullía desde abajo.
Y aquel heroico pueblo jujeño se prepara, entonces, a marchar al Tucumán, como manda el General.
Había que dejar vacío el pueblo para llenarlo de gloria.
“Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas que tengáis…y dando parte a la Justicia de los que las tuvieron y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no sólo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis”.
Belgrano les habla a los hacendados para que se apuren a sacar el ganado. Y les habla a los labradores para que aseguren la cosecha sembrándola a dicho punto. Y les dice a los comerciantes que no tarden un momento en empacar sus bienes o corran el riesgo de que sean quemados.
Y para que nadie dude de ese momento crucial de la historia que estaban escribiendo con sus cuerpos, con sus almas y sus propios bienes, les aclara:
“Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen”.
Sabiendo que los desnaturalizados ya transaban con los godos para engordar sus negocios, como relata Pigna, Belgrano les aclara para que nadie se confunda: o incendiaban sus bienes y marchaban junto a ese digno pueblo jujeño.
O serían fusilados.  
Y agregaba: “Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo…dos testigos”.
Como se verá, el pueblo de la patria cumple otros 200 años.  
La campaña del desaliento, también.

El Argentino, jueves 23 de agosto de 2012


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