domingo, 10 de junio de 2012

La última contraofensiva ha fracasado



La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner no se cansa de resaltar que ella gobierna para los 40 millones de argentinos, incluidos los que quieren dolarizar la economía. 
Sin embargo, sus opositores, insisten en pretender sacar de la cancha al proyecto nacional, popular y democrático que gobierna el país desde el 25 de Mayo de 2003.
Son dos lógicas irreconciliables.
Unos incluyen. Otros, excluyen.
Unos pacifican. Otros, como Magneto y Binner, apadrinan cortes de calles a falta de representatividad. 
Queda claro con la contraofensiva política y mediática lanzada la misma noche del último triunfo electoral de Cristina, el 23/11/2011, que esa oposición comandada por el Grupo Clarín y los sectores afines al monopolio, no está dispuesta a respetar la voluntad popular expresada en las urnas.
Son destituyentes sin remedio.
Esta vez se les fue la mano.
La lista de asaltos producidos desde entonces, es elocuente.
Ensalzaron al genocida Videla, preso y condenado, como si fuera un ex estadista dictando cátedras. Golpearon cobardemente a periodistas que hacían su trabajo. Pretendieron atemorizar y paralizar la creciente participación de los jóvenes a través del “escarmiento” autoritario contra una estudiante secundaria en la provincia de San Juan. Editorializaron y publicaron en tapa el apoyo explícito al Reino Unido en la disputa con la Argentina por las Islas Malvinas. Y al revés, se sumaron entusiastamente a las condenas inglesas y de Repsol contra nuestro país. Estimularon y organizaron cacerolazos violentos y antidemocráticos. Le dieron letra y pantalla a los sectores sindicales del FAP. Intentaron otra corrida cambiaria con el dólar ilegal. Promueven la apertura indiscriminada de importaciones en momentos en que el mundo en crisis eyecta fuego ardiente. Atacaron violentamente la legislatura bonaerense. Lanzaron un nuevo lockout de la patronal rural queriendo afectar el abastecimiento y la comercialización de carne y granos para aumentar precios y las formidables ganancias del sector agropecuario que expresa la mesa de enlace de Biolcati y Buzzi.   
Todo eso y mucho más, fueron partes de una mega operación de ablande contra el gobierno.  
Nos alegramos por la suerte del país con el resultado final: fracasaron nuevamente.
La contraofensiva reaccionaria no logró sumar a ninguna franja importante de la inestable clase media; no logró desestabilizar ni la economía ni la gobernabilidad política e institucional del país; no logró amedrentar a los jóvenes; no logró callar a los periodistas que trabajan de periodistas de verdad; no logró desabastecer por completo.  
Nadie pisó el palito de la provocación.
La indiferencia social fue la mejor respuesta, lo que evitó la necesidad de contramarchas inoportunas.
Pese a la despiadada ofensiva desatada contra la Presidenta de los argentinos, con una campaña de agravios sin precedentes en la historia de nuestra democracia, el kirchnerismo volvió a demostrar que cuando lo quieren correr, redobla la apuesta: La Dra. Gils Carbó que reemplazará a Reposo, es la misma fiscal que acorraló varias veces a Papel Prensa y otros poderosos.
Nunca menos. 
Pero que nadie baje la guardia ni se llame a descanso, porque estos espasmos continuarán en el tiempo que les quede de resuello a los monopolios y a las expresiones del poder hegemónico durante más de un siglo.
¿Y por qué fracasaron nuevamente?
Creemos, como una primera respuesta, que el piso de sustentación del Estado de derecho y de la sociedad democrática se ha corrido de lugar definitivamente.
Los sectores mencionados cometen dos pecados que suelen ser letales cuando no se dispone de una capacidad de daño superior al de su oponente: disputan contra la corriente de la historia y, atrapados en esa lógica, utilizan categorías políticas del  pasado.    
Si enfrente no tuvieran la cualidad demostrada por esta Presidenta, ese pecado pasaría desapercibido o lo que es peor, podría salir airoso en la disputa y hacer retroceder al país al período oscurantista que sufrimos a partir del terrorismo de estado en 1976.
Apreciando dialécticamente el cuadro de situación, el kirchnerismo crea nuevos escenarios y nuevas situaciones, lo que descoloca inevitablemente a quienes sólo tienen a la reacción como remedo de la acción política.
La iniciativa, en contenido y en formato, sigue siendo del gobierno; esto se puede  negar en teoría, pero a la hora de poner los pies en la tierra, las corporaciones y los políticos opositores que le son funcionales, sufren el rigor de la realidad como única verdad.
El mundo no está para bollos. La respuesta del gobierno en aumentar los aranceles a las importaciones “sobrantes” en el espacio financiero internacional es inteligente y soberana. Mal que les pese a los enemigos de cabotaje.
La transformación del mundo unipolar que sucedió a la caída del bloque soviético en los años noventa hacia un mundo multipolar, dio sus primeros gigantescos pasos:  
China y Japón están comerciando bilateralmente en yuan y en yen, exclusivamente.
Jaque al dólar como moneda de reserva internacional.
Además, China y Rusia acaban de firmar un Acuerdo Estratégico en lo económico, lo cultural y lo militar.
Jaque a la “inconmovible y excluyente” relación entre los EE.UU. y China firmada después de Mao.  
No estamos solos. Somos la economía más abierta a las inversiones después de Alemania, como informó el canciller Timerman.
En este marco, la participación de Argentina en la próxima Cumbre del G-20 será importante toda vez que, según nuestro modesto entender, conformará un mismo bloque de opinión con la hermana Brasil y con las potencias emergentes en la defensa del crecimiento, del consumo, de nuestros recursos naturales, de la producción y el trabajo.
Ojala Europa abandone a tiempo el piloto automático del FMI.
Sería una buena noticia para la paz en el mundo.
Pero tan improbable como que la oposición local abandone a Magneto.
Paciencia. Los argentinos estamos demostrando que sabemos valorar el país que reconstruimos después de nuestra propia tormenta neoliberal.

Miradas al Sur, domingo 10 de junio de 2012

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