martes, 24 de abril de 2012

Ciencia sí, Colonia no



La Presidenta participó junto al ministro Lino Barañao del Simposio Internacional “Fronteras en Biociencia” realizado en el Polo Científico-Tecnológico. 
Cristina agradeció y valoró la distinguida presencia de científicos de todo el mundo, incluidos dos Premios Nobel.
Durante su disertación pasó lista a los avances en ciencia y tecnología del 2003 en adelante.    
De aquella Carpa Blanca de la dignidad docente durante el neoliberalismo, a esta carpa científica de hoy.
Es la distancia que media entre la injusticia y la inclusión, entre el atraso y el desarrollo, entre la angustia y la esperanza colectiva.
Alguna vez un ministro los mandó a “lavar los platos” y muchos años antes, un dictador les envió la policía en aquella triste “noche de los bastones largos”.
El ministro era Cavallo y el dictador Onganía.
La ciencia en la Argentina fue considerada durante décadas y por distintos gobiernos,   como un artículo de lujo, un plus del que se podía prescindir en cualquier momento.   
No estaba asociada al desarrollo del país, a su crecimiento, a la inclusión social, a la producción.   
Fueron los abnegados hombres y mujeres de la ciencia los que pujaban para que así sea.  Pero en esa puja ganaban siempre los malos gobernantes.
En los años noventa la Argentina implosionó y en el 2001 y 2002, finalmente explotó. Fue cuando se fugaron los capitales, las fuentes de trabajo, la cultura, la soberanía y en ese marco caótico, aconteció la fuga de cerebros.
Primero se fugó el sentido de patria y comunidad. Después se fugó la ciencia.
A la inversa, hoy debería entenderse que los 890 científicos repatriados en estos años, el extraordinario aumento presupuestario para los becarios y las investigaciones, la creación de un ministerio de Ciencia y Tecnología, se relacionan con la recuperación del sentido de nación y pueblo.
Tenemos patria, luego, tenemos ciencia. Y así hasta el infinito. 
Eso explica la cantidad y variedad de vacunas de las que hoy disponemos soberanamente, la fabricación local de genéricos, la clonación de vacunos y cabritos, el satélite argentino y otros avances. 
Para decirlo más fácil: ¡Eso explica la existencia de Tecnópolis!
Los argentinos debemos valorar esta construcción colectiva.
Cuando la Presidenta dice, como dijo ayer, que las tres políticas de Estado son  la defensa de los Derechos Humanos, el Crecimiento económico con inclusión social y la Ciencia y la Tecnología, está resignificando el valor de la vida.
Valorar el país que hoy tenemos evitará que los que roban artesanías precolombinas, como el funcionario de Macri o hacen lobby contra los intereses soberanos de la patria, como Alberto Fernández, vuelvan a robarnos la esperanza.

El Argentino, martes 24 de abril de 2012








2 comentarios:

MaRía dijo...

Cuando pude saludar a la presidenta le dije sin pensar y con lágrimas en los ojos: "gracias por devolvernos la esperanza". Y eso, además de representar un agradecimiento eterno para con las personas que llevan adelante este modelo, significa un repudio, eterno también, hacia los que conspiran contra nuestra esperanza renovada y real. Gracias Jorge.

MaRía dijo...

Cuando pude saludar a la presidenta le dije sin pensar y con lágrimas en los ojos: "gracias por devolvernos la esperanza". Y eso, además de representar un agradecimiento eterno para con las personas que llevan adelante este modelo, significa un repudio, eterno también, hacia los que conspiran contra nuestra esperanza renovada y real. Gracias Jorge.