jueves, 24 de noviembre de 2011

En el país de los hornos


La noticia fue difundida ayer por la agencia Télam:

“Encuentran hornos indígenas de más de 1.500 años de antigüedad en Reconquista”.

Los hornos de arcilla estaban enterrados en el antiguo valle de inundación del arroyo El Rey.

Carina Zari, del Museo Municipal de Arqueología y Paleontología de la ciudad, agregó: “Localizamos un verdadero semillero de hornos indios” y explicó que “la gran población aborigen que habitó estas tierras, los utilizaban con múltiples propósitos, tanto en la cocina, como urnas funerarias o para darse calor en invierno”.

Si esas son nuestras raíces, ¿por qué no pensar que son el origen de nuestra deseada industrialización rural?

Que se encuentre un semillero de hornos de 1500 años de antigüedad, nos hace estallar la imaginación y los sueños.

¿Con qué rastros nuestros se encontrarán los habitantes del año 3511?

Viene al recuerdo el gran Tato Bores interpretando aquel arqueólogo del futuro revolviendo la tierra en busca de las huellas del hombre argentino.

Se encontraba con rastros de la corrupción y la farándula en tiempos de Menem.

¿Con qué se encontraría si hubiese atravesado la gran crisis del 2001?

¿Hallaría rastros del helicóptero partiendo con De la Rúa?

¿O videos que muestran a Duhalde administrando el puente del infierno de esa crisis?

Quizá la capa geológica de este tiempo de Néstor y Cristina, descollará por su contraste con el país que fuimos.

Sería clasificada, seguramente, como la Argentina de los Derechos Humanos, la Argentina inclusiva, la que recuperó y reparó los derechos sociales que fueron conculcados en capas geológicas anteriores.

Por supuesto que habría enigmas que provocarían la curiosidad de los científicos.

Por ejemplo, el hallazgo de un recorte de diario con un tal Mauricio Macri negándose a recibir el subterráneo para los vecinos de la gran ciudad.

¿Pero si era su deber de funcionario? ¿No era lo que reclamaba en campaña, según los rastros encontrados?

O descubrirían una colección completa de Clarín y La Nación fustigando al gobierno que recuperó la Argentina de entonces, es decir, la de ahora y se preguntarían: ¿serían extraterrestres? ¿Vendrían de algún país considerado enemigo de los argentinos? ¿O esconderían algo muy tenebroso de tiempos de su amistad con la dictadura?

En esta Argentina, hay hornos para todos.

Hornos indígenas. Hornos para las fábricas que se recuperan. Hornos para los panes multiplicados.

Un horno no se le niega a nadie. Ni siquiera para los que ya están en el horno.

Como los genocidas que cumplen condenas por delitos de lesa humanidad.

O como las plumas mitristas que, por impotencia, trocaron el análisis político por el ejercicio de la misoginia.

El Argentino, jueves 24 de noviembre de 2011

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