jueves, 22 de septiembre de 2011

Cristina y el orgullo nacional


Sucedió ayer en la apertura de la 66 ° Asamblea de Naciones Unidas.

A excepción de Dilma Rousseff, los presidentes que antecedieron a Cristina Fernández de Kirchner parecían repetirse en el título más célebre del legendario Tolstoi: “La guerra y la paz”.

Por ese arduo circuito transcurrían los discursos.

¿Y la crisis política y económica más letal que atraviesa el mundo de un siglo a esta parte? ¡Bien gracias!

¿Y la defensa del empleo y el consumo? ¡Bien gracias!

Hasta que la palabra de la Presidenta argentina surgió de manera clara, concisa y breve.

Le bastó media hora para mostrar al mundo por dónde anda la Argentina.

Después de recordar que alguna vez fuimos llamados "la oveja negra", señaló: "En estos ocho años, Argentina ha reestructurado su deuda. Los índices de pobreza e indigencia se han reducido a un dígito y tenemos que seguir dando pelea. Hemos completado el ciclo de crecimiento económico más importante en nuestros 200 años de historia. Argentina está pagando regularmente su deuda, sin recurrir al mercado de capitales"

Creó el espacio necesario para criticar fuertemente a las “calificadoras de riesgo, que han tenido responsabilidad en la crisis que estamos viviendo y que va a impactar en varios países"

Por eso “se impone una evidente regulación sobre estas calificadoras”, agregó Cristina. Reclamó el respeto por nuestra soberanía en Malvinas y condenó enérgicamente al colonialismo, pidió por Palestina como miembro pleno en la ONU, requirió la pronta regulación a la especulación financiera, aceptó la propuesta de dialogo con Irán pero demandó el debido juicio a los involucrados en el atentado contra la AMIA, al que definió como un crimen contra toda la Argentina.

Para que no queden dudas de la necesidad de democratizar la ONU, propuso eliminar el derecho a veto y el carácter de “miembros permanentes” que ostentan los países que integran el Consejo de Seguridad.

"Siempre hemos defendido la multilateralidad”, añadió.

Brindó un concepto doctrinario: valorar la paz como resultado de la inclusión, no de la exclusión.

Concepto que vale tanto para incluir al pueblo palestino en el concierto de las naciones, como para las políticas económicas que se deberían adoptar global y nacionalmente.

“El reconocimiento de Palestina ayudará a crear un mundo más justo", afirmó Cristina.

Era el correlato de otra afirmación: el crecimiento sólo se entiende como inclusión social.

Así habló ayer ante el mundo una Presidenta que se siente orgullosa del país que lidera en el continente, el crecimiento económico y la defensa irrestricta de los Derechos Humanos.

La memoria de Néstor Kirchner sobrevolaba a su lado.

Orgullo nacional que le dicen.


El Argentino, jueves 22 de septiembre de 2011

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