miércoles, 24 de agosto de 2011

La fundación de América del Sur


La tierra se ha vuelto un callejón oscuro y peligroso.

Cruje la vieja Europa y al hacerlo, sacude los cimientos del mundo occidental y cristiano.

Cruje la Bolsa en Wall Street y el circuito financiero universal anuncia “el fin del mundo” y pasa la gorra en nombre de los bancos. Pobrecitos.

La OTAN bombardea la Libia de Khadafi y las ondas expansivas ingresan por asalto en todas nuestras casas; desde Quito a González Catan.

El neoliberalismo sabe que el mundo desigual que han forjado desde Reagan y Thatcher hasta acá, los hizo todo poderosos y hegemónicos a escala planetaria, pero también saben que ni el dólar ni el euro dan petróleo por más que expriman los billetes como si fuesen ubre.

La maquinita emisora de la Reserva de los EE.UU. sólo fabrica dólares, pero no sirve para fabricar granos ni leche ni carne ni agua ni oro ni litio ni cobre ni soja.

Ese mundo viejo y agresor, intentará buscar afuera lo que no tienen adentro.

Está en la génesis de su historia.

Pero ya no funge como exitoso el colonialismo clásico, el virreinato o el protectorado; más que el remanente británico en Malvinas y alguno que otro por ahí.

Tampoco está el ALCA para someter económicamente a todo el continente.

Y se terminó la etapa de invasión de los marines salvadores.

¿Entonces?

En esta nueva fase de conquista imperial, signada por la propia crisis moral, política y económica de las potencias (crisis que no tendrá salida si caen los últimos sostenes del monetarismo) la estrategia es azuzar o directamente montar acciones destituyentes en los países con reservas naturales, para justificar luego un bombardeo masivo en nombre del “humanitarismo”.

Hoy es Libia.

Mañana puede ser Bolivia. Pasado mañana… ¿qui lo sa?

A buen puerto irían a parar si se atrevieran en este lugar del mundo el Tea Party y sus halcones.

No lo harán. Pero…

Los argentinos tenemos Patria y tenemos UNASUR; o sea, tenemos la Patria Grande que soñaron nuestros Padres fundadores.

Hoy se reúnen en Buenos Aires los Cancilleres.

Los instrumentos financieros, económicos y políticos que pongan a consideración de nuestros Presidentes, sabrían a poco si no atienden la imperiosa necesidad de fortalecer la igualdad, la paz y la unidad en toda la región.

No hay tiempo ni espacio para parches temporarios.

“América Latina, ahora o nunca” supo decir Perón hace 50 años.

Lo que hasta ayer fue una bandera política, hoy es un imperativo histórico.

Los perros de la guerra han salido de sus madrigueras a buscar alimento, agua y combustible y están urgidos por su propia encrucijada.

Por eso se hace urgente la unidad nacional y continental.

Y es ahora la hora de los pueblos de la América del Sur.


El Argentino, miércoles 24 de agosto de 2011

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