jueves, 16 de junio de 2011

Que nadie olvide este día



Un día como hoy, el 16 de junio de 1955, la aviación naval bombardeó y ametralló la Plaza de Mayo y otros lugares de la Ciudad.
350 muertos y más de 1.000 heridos y mutilados fueron la terrible consecuencia del primer y único bombardeo de una fuerza estatal contra hombres, mujeres y niños que a esa hora, las 12:40 del mediodía, transitaban inocentemente hacia el lugar de trabajo, hacia las aulas o participando de una excursión escolar.
El saldo es este dolor que aún perdura.
Allí, en ese crimen de lesa humanidad cometido contra el pueblo, los genocidas y los comandos civiles que los apoyaban adelantaban lo que vendría después.
La ausencia de justicia les allanó el camino.
No hay que olvidar este día.
No olvidar es recordar para aprender de la historia.
No olvidar es no tener rencor ni sed de venganza, sino alzar entre las manos la pierna de esa mujer que se desangra ante el gesto impotente de la maestra y su alumno que también se está muriendo.
Nadie tiene derecho a olvidar tanto dolor humano.
No olvidar es reaprender a amar después de la crueldad.
No olvidar es recordar que muchos políticos de la oposición de entonces, justificaron esta masacre.
Creían que mataban a Perón y estaban matando a un pueblo.
No olvidar es recordar que entre los asesinos estaban Cacciatore y Massera, los mismos genocidas de la última dictadura.
No olvidar es saber que todos fueron indultados y homenajeados por la autodenominada “Revolución Libertadora” de Aramburu y Rojas.
No olvidar es saber que durante décadas nadie hablaba de esta tragedia argentina, que por lejos resulta una de las mayores tragedias de la humanidad.
Picasso decía que “la pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra, ofensivo y defensivo, contra el enemigo”.
Hablaba de su más célebre obra: “Guernica”.
Ese cuadro refleja dramáticamente el bombardeo aéreo de la Legión Cóndor de la Alemania nazi contra el pueblo vasco de Guernica, de 5 mil habitantes. Se sabe que murieron allí 126 personas. Los bombarderos de Hitler y Mussolini buscaban abrirles el paso a las tropas de Francisco Franco, en plena guerra civil española.
No es extraño que el mundo entero se conmueva al mirar la obra de Picasso.
Los españoles no olvidan Guernica. Ni los fusilamientos del 3 de Mayo de 1808 retratados por el genio de Goya.
Están allí para recordar el horror de la guerra. Y no repetir la tragedia.
Pero Plaza de Mayo no era un campo de batalla ni Argentina estaba en guerra.
Que no haya olvido, sino memoria, verdad y justicia, es la mejor manera de rendir homenaje a los compatriotas asesinados ese día.
Un homenaje que se consagra con un país cada vez más igualitario.






El Argentino, jueves 16 de junio de 2011

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