martes, 26 de abril de 2011

Los que votan y los que botan

Queda claro porqué crece la imagen positiva de la Presidenta de la Nación.
Ayer inauguró la nueva planta de Banghó en Vicente López y desde allí, se conectó con alumnos de Jujuy, Santa Cruz y Misiones.
Es el país real.
Mientras Cristina camina el territorio inaugurando puentes, escuelas, rutas y fábricas, los opositores no hacen otra cosa que mirarse el ombligo. El individualismo al palo.
La empresa inaugurada ayer lleva como lema: “Ser Nacional”. Toda una definición de época y que expresa un proyecto que tiene a la educación, al trabajo y a la producción como ejes centrales del nuevo país.
Cuando algunos se preguntan de dónde salen tantos adherentes a favor de la Presidenta, la respuesta es una copla:
“De aquellos dolores, salen estos amores”.
Es que Cristina no está apoyada exclusivamente por el “voto K”.
En el club, en el café de la esquina, en la peluquería, se empieza a decir que a la Presidenta la van a votar todos los que apuestan al cambio, todos los que anhelan lo mejor para el presente y el futuro de sus hijos.
Esta vez no habrá voto castigo ni resignado.
Habrá un voto “premio colectivo”, es decir, un voto para que gane el pueblo, más allá de banderías partidarias.
¿O dónde estaban hasta ahora esos futuros votantes, sino es en los pliegues de los partidos opositores que entraron en la última fase de su descomposición? Son ellos los que aumentan y tonifican el apoyo a Cristina.
Señoras y señores: ¡Bienvenidos a la Argentina real, escapando del bochorno opositor!
El diccionario dice que votar significa: dar el voto, manifestar la opinión en una reunión o cuerpo deliberante o en una elección de personas. Votar es elegir, seleccionar, nominar, emitir, sufragar,
Votar es, en definitiva, sembrar un camino hacia el porvenir.
Los que votarán en octubre próximo, reelegirán a la presidenta que deberá cuidar y profundizar todas las conquistas sociales de estos últimos años.
Cuán distintos son los que en lugar de votar, así, con la ve corta, se la pasan botando de aquí para allá. Leemos en el mismo diccionario que botar, con la be larga, significa expulsar, echar, despedir, pelotear. Botar es cambiar de dirección un cuerpo elástico al chocar contra una superficie dura. Se dice: “Esta pelota no bota”, por ejemplo.
Cambie ahora “pelota” por “candidato opositor” y notará la certeza de la definición lingüística.
Y fíjese qué coincidencia: al que vive botando se lo llama botarate.
El botarate es el alborotado, de poco juicio, el irreflexivo, el cabeza loca, el atolondrado, aturdido, insensato, imprudente, tarambana. Es lo contrario de sensato y juicioso.
Por eso, entre los que votan y los que botan, está la diferencia.



El Argentino, martes 26 de abril de 2011

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