viernes, 8 de abril de 2011

La descomposición de Cobos



Un viejo profesor de Química nos enseñaba en la escuela secundaria, años ha, que cuando una materia entraba en descomposición, todos los tiempos se aceleran. Y sucede lo previsto inevitablemente: se pudre. Cuando el programa de radio que escuchaba ayer, difundió la noticia de la renuncia de Julio Cleto Cobos a su candidatura presidencial, me acordé de la química más que de algún tratado de análisis político. Toda la oposición ha entrado en un estado de descomposición de la materia de la cual está conformada; materia que es extraña a la política. Y no es esta una aseveración irónica o capciosa. Es apenas una observación de la realidad concreta. Hagamos un desafío colectivo desde acá: Que levante la mano el sector de la oposición que presuma de compacto, unido, sólido, con proyectos y programas comunes, sin luchas internas insalvables o imposibles de saldarse en una síntesis partidaria. Silencio estampa, diría el Coco Basile. La huida de Cobos de su candidatura, deja al desnudo la miseria humana que habita la política cuando esta es reemplazada por el egoísmo, la mediocridad y por sobre todo, por la usurpación descarada de un lugar institucional que le pertenece, por su origen, solamente a la voluntad popular. O sea, la materia descompuesta se muestra con más elocuencia allí donde más se expone, en la vidriera de los impunes, en el estante de los miserables. Pero está mostrando al mismo tiempo que toda esa fruta, llamada oposición, está irremediablemente podrida. La descomposición de Cobos no hay que verla ni analizarla a partir del portazo de ayer contra sus correligionarios, sino a partir de su primera traición al mandato popular. La noche que dijo “mi voto no es positivo” en el Senado de la Nación, votando contra el Poder Ejecutivo que representaba, empezó a recorrer esta olorosa agonía de un caso único en la historia de la democracia. La traición es vieja como la humanidad; aunque duela esta afirmación, es así. Pero la traición mendaz con ocupación permanente del cargo traicionado, eso sí que es un invento argentino, de Cobos en adelante. Cobos no se va solo. Que no se hagan los distraídos sus socios de la corporación opositora. Porque todos lo festejaron cuando traicionó. Todos lo alentaron. Todos lo ungieron con mieles y ungüentos varios para convertirlo en la contracara “republicana” de estos “negros de mierda” que gobiernan desde el día que Néstor Kirchner afirmó “Vengo a proponerles un sueño…” Fin de ciclo, nomás. Tanto que lo profetizaban para el kirchnerismo, resulta que ahora sus mentores huyen como rata por tirante. Paciencia: el vicepresidente “ocupa” seguirá cobrando igual el sueldo hasta fin de año. Sin vergüenza.


El Argentino, viernes 8 de abril de 2011

1 comentario:

Beatriz Fernández Vila dijo...

¿Existe un señor que se llama Cobos no? Pregunta “republicana”; saboreada como elixir por la boca democrática de Grondona. El señor Cobos, la llave del paraíso cercano y posible, y a salvo para siempre de los que deben sólo limpiar el culo de las vacas y aspirar agrotóxicos. Verde y venturoso Edén que no puede mancillarse con el populismo que trastoca las cosas.
Un señor heroico en su heroica noche, capaz de salvar el destino de la Patria, que lo esperaba ansiosa para ser arrancada de los brazos de esos usurpadores morochos y mal entrazados. Y ser nombrada otra vez, sólo por sus dueños de toda la vida.
El pequeño señor Cobos (como lo llama Forster) un prócer de Billiken, ajeno a toda gesta traspirada por hombres de carne y hueso.

Muy buena tu nota como siempre compañero
Un fuerte abrazo.
Beatriz