domingo, 20 de febrero de 2011

De esclavistas, cipayos y serpentinas


El esclavista es a la apropiación de la renta lo que el cipayo es a la entrega de la identidad nacional.
No es una casualidad sino una consecuencia del modelo nacional y popular que gobierna, que en este tramo de la historia se puedan dejar al descubierto los unos y los otros. Al fin y al cabo, son uno solo.
Hay una cuestión penal e ideológica que los atraviesa y condena.
Pero también hay que sentar en el banquillo de la justicia a la política devastadora ejercida por las dinastías que gobernaron en muchas de nuestras provincias argentinas.
Por ejemplo, si se afirma que la familia Olmedo se enriqueció con la graciosa obtención de miles de hectáreas de tierras fiscales, es necesario preguntarse ¿qué gobernante se las facilitó? ¿Ulloa, los Romero, Urtubey? ¿Ninguno de ellos sabía las condiciones de esclavitud de los trabajadores rurales en esas propiedades? ¿Ninguno de ellos se asoció en algún punto con los explotadores? ¿Recién ahora se desayunan con este feudalismo del siglo 19 enclavado en pleno siglo 21?
Una pregunta igual habrá que hacer respecto a los chicos de los pueblos originarios que se mueren por desnutrición en Salta.
Es la política la primera que debe dar el salto de calidad; porque sólo así habrá garantías de que estas inequidades tan repudiables serán superadas para siempre.
El viejo pleito de la historia argentina y latinoamericana está llegando a un punto de inflexión, que en este tramo, se anuncia como definitivo.
Octubre aparece allá a la vista, con sus desafíos, interrogantes, esperanzas y desesperanzas, escribiendo los primeros bocetos de las plataformas electorales.
El episodio del avión de los EE.UU. aterrizando en Ezeiza con material no declarado, desnuda más a la oposición política argentina que al país del norte.
De aquella potencia extranjera ya sabíamos bastante los pueblerinos de este lugar en el mundo. Pero está visto que en épocas de cambio todos los actores se muestran sin disimulos como lo que son.
Esclavistas y cipayos, por un lado; nacionales y populares, por el otro.
Son 200 años de colonización cultural, los que se están dejando atrás.
Salvo alguna que otra excepción, los opositores salieron a coro a defender los intereses norteamericanos antes que defender los intereses nacionales. Es un dato muy grave. No sólo por lo cipayo de la actitud, sino porque delata la ausencia de una propuesta política alternativa pensada desde adentro del país, desde adentro de los intereses populares, desde adentro de la política como valor irrenunciable de todo aquel que se precie de demócrata.
El más elemental sentido de pertenencia indica que en un caso así, es más digno callar antes que ceder la palabra al que pretende vulnerar el derecho soberano que asiste a la nación.
Pero no; los opositores optaron por hablar y castigar al gobierno como forma de presentar, avergonzados, las disculpas al poderoso extranjero que, por ser poderoso, se ubica en las antípodas de aquel otro extranjero que sí es causal de xenofobia y racismo para esa misma oposición. Llámese boliviano, paraguayo o peruano.
Eso sí, cuando el gobierno kirchnerista avanza un casillero en el proyecto de país, los opositores declaran su impotencia, victimizándose, cual si fuesen damnificados de ese avance.
La vida enseña que uno puede ser damnificado por un cataclismo de la naturaleza, por un patrón de campo o de ciudad, por un estafador, por una mujer amada o un hombre despechado, pero uno no puede ser damnificado por la historia.
La historia al fin y al cabo es la que nos tocó en suerte a cada uno y a todos juntos al mismo tiempo y que además, nunca es estanca sino que está ahí para poder transformarla. Todos somos hijos de nuestra época y así hay que asumirlo.
De no ser así, tendríamos que seguir arriba de los árboles.
En esta mitad del río en la que estamos, aquí y en toda la región, es preciso reafirmar que en esta etapa no hay alternativa cierta de sentirse “oficialista del modelo pero no del gobierno”, como proclaman algunos sectores de muy buena fe.
Hoy por hoy es inescindible la marcha del gobierno y el espacio político que lo sustenta con el desarrollo del modelo de inclusión social. No abundan las ofertas nacionales-populares en el resbaladizo espacio opositor.
Por eso es preciso dar cuenta de la necesidad de tensar unidos de la misma cuerda para posibilitar el triunfo de Cristina en la primera vuelta.
La línea divisora es muy clara.
De un lado, las corporaciones. Del otro, la democracia llena de pueblo.
De un lado, la vieja vocación mitrista y antinacional. Del otro, la nación y nuevamente, el pueblo.
Esta ecuación de vida está vigente en Argentina y en toda América Latina.
Miremos a Bolivia para estar atentos. La derecha abrió una pequeña grieta en un sector del movimiento popular y por ahí entró con su carga de odio, de racismo, de intolerancia. Como en los años setenta, no aparece como una oposición diáfana de los intereses más conservadores, sino corriendo “por izquierda” al Presidente Evo Morales.
El izquierdismo abstracto oficia siempre de ariete colonial.
Así fue con Salvador Allende, así fue con el peronismo, así fue siempre.
La realidad argentina, no obstante, es diferente. El gobierno kirchnerista expresa el proyecto nacional y popular con una fuerza y eficiencia en la gestión, incontrastable. Pero cuando se quema el rancho en el vecindario, hay que estar con el matafuego a manos. Por las dudas.
El polo de derecha, con peronistas conservadores, el macrismo y sus vecindades, no da pie con bola en su intento de unificar fuerzas.
Intentan avanzar retrocediendo, no sólo a través del esclavismo cipayo del que dimos cuenta, sino presentando a un cómico, Miguel del Sel, como candidato del PRO en Santa Fe. Es lamentable, para la política en general y para los admiradores de Midachi, en particular.
El gobierno nacional, en tanto, promueve la alegría colectiva para celebrar los carnavales, pero a la hora de hacer política no se confunde de roles.
Las serpentinas y las máscaras sirven para ir al corso, no para gobernar.
Miradas al Sur, domingo 20 de febrero de 2011

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Jorge, por tus opiniones, y porque das siempre con la frase justa, la que uno sabe que sentia pero le cuesta decir o expresar con palabras. Quiero darte una poesia que torpemente escribi, sin saber nada de como esribir, pero si con mucho sentimiento por nuestro querido Nestor:

Viniste de lejos, vos si que te jugaste
Cuando la historica hegemonia porteña se preguntó
quien era ese flaco desprolijo
que jugaba con el baston presidencial
y cuyo discurso levantaba olas de esperanza entre los humildes

Con el 22% de los votos, si que te jugaste
a que el gorila musulman le arrugaba al repechaje
y los humildes y los mas postergados dijeron
-Apoyemos a ese flaco que tiene coraje

Contra el enano desetabilizador, vos te la jugaste,
contra el que te quiso convertir en su Chirolita:
recordaste a los Treinta Mil en un discurso memorable
y bajaste los cuadros de los genocidas
haciendo carne la dignidad, la memoria y la justicia.

Se acababa el reinado neoliberal
y su secuela de hambre, dolor y miseria;
recuperamos Aerolineas y las jubilaciones,
más desarrollo, industria y paritarias obreras.

Recibiste a las Madres, no con la soberbia
ni la altaneria acostumbrada por los presidentes,
sino como uno mas de sus Hijos,
prometiendo juicio y castigo a los culpables,
y sin dejar ninguno de tus sueños
en la puerta de la Casa Rosada.

Derechos Humanos, futbol para todos,
asignacion universal y ley de medios
para multiplicar voces y opiniones
y liberar a los esclavos de Magnetto.

Como dijo el gran Bolivariano:
-¡El ALCA halló su tumba en Mar del Plata!
UNASUR e integracion sudamericana
para dejar atrás la epoca de la rata.

Pero un desvergonzado judas de turno
traicionó impúdicamente el mandato popular,
vendiéndose a los patrones de la soja:
la oligarquia de la Sociedad Rural,
logrando asi un efimero cuarto de hora.

Con Cristina, tu compañera y sucesora,
seguiremos cambiando la historia:
todos los que te seguimos y lloramos un 27 de octubre
recogeremos tu nombre
y lo llevaremos como bandera a la victoria.

Tener el coraje que vos tuviste,
fanatico, leal, desenfrenado,
despertó la memoria de la lucha
y de miles de compañeros que no murieron:
solo dormian, esperando este resurgimiento
y el alumbrar de nuevas epifanias.

Gracias Pinguino!, por tu lucha
en la que diste todo, hasta tu vida;
ahora estas con el Che, el Pocho y Eva,
y tu Pueblo encolumnado con Cristina.

"Quisiera que me recuerden...", dijiste,
e hiciste nacer miles de flores;
la juventud y el piberio se volco a las calles
llenandolas con sus risas, alegrias y colores.

A un año de tu partida, el 23 de octubre por la noche
el Pueblo consolidará este modelo sin titubeos,
mientras las viboras y sanguijuelas oligarcas
se retorcerán de odio en sus madrigueras,
como diria Evita compañera.

Viva Cristina!, Nestor vive!,
la lucha continúa,
hasta la victoria siempre!

Nelson de Urquiza