lunes, 8 de noviembre de 2010

Conciertos y Desconciertos


El pueblo argentino y su gobierno, ocupan las calles de la república en pleno concierto de amor.
Mientras los opositores y sus mandantes de la corporación mediática, con sus instrumentos más desafinados que nunca, ensayan un desconcierto que si no fuera dramático, provocaría las risas de la concurrencia.
Así estamos en estos días.
Entre conciertos de un lado y desconciertos del otro.
Cuando la tribuna popular de Racing desplegó este sábado la enorme bandera con la figura de Néstor Kirchner mostrando sus colores futbolísticos y las leyendas “Néstor vive” y “Estás entre nosotros”, el estadio se puso de pie para rendirle homenaje al ex presidente.
Tronaban las voces y los tamboriles. Tronaba el cielo. Tronaban las almas concertadas de la hinchada triste y orgullosa al mismo tiempo, de tenerlo para siempre de su lado.
Algo parecido a lo ocurrido en la Marcha del Orgullo Gay.
Miles de manifestantes corearon el nombre de Kirchner en agradecimiento a él y a la presidenta por defender con coherencia y consecuencia los derechos de toda la sociedad.
María Rachid, dirigente social de una buena parte de esos derechos, lloró la ausencia de Kirchner y celebró la presencia de la ley de matrimonio igualitario que él votó y su esposa promulgó.
En estas voces anda el pueblo, unido en un concierto en plena armonía.
Es un concierto afinado, dolido pero esperanzado.
Sabe que enfrente están los desalmados en pleno desconcierto, los que apenas se parecen en un dato común: perdieron toda vergüenza y moral y lo demuestran sin pudores.
Allí está Elisa Carrió en eterno estado de vacaciones. Tanto física como mentalmente. Como si fuera un rito, cumple con lo que le mandan; sea el poderoso con sotana; sea el dueño del monopolio mediático.
Burlarse de Cristina y del dolor del pueblo, como lo hizo en su reaparición pos vacacional, la muestra en su verdadera dimensión de ex funcionaria de la dictadura genocida en la provincia del Chaco.
Allí está Duhalde apurando sus solitarios pasos y anunciando su nonata candidatura para muy pronto.
Allí está Mauricio Macri rompiendo con el pejota disidente y desde la orfandad de sus desaciertos en la gran ciudad, anuncia que seguirá adelante. ¿Delante de quién?
Y allí están los radicales por su lado, perdiendo lo que les quedaba de propia identidad.
La traición de Cobos los hunde irremediablemente a todos ellos. Ya no hay remedio. Es lo que se ve con tanto desconcierto en sus filas.
Alfonsín contra Cobos. Cobos contra el mundo. Ernesto Sanz que viene de decir que su espacio quiere ocupar la vacante que dejó Néstor Kirchner antes que lo haga el gobierno. Léalo de nuevo, es una perlita de estos tiempos.
En política hay una ley de gravedad que dice que cuando alguien se identifica tanto con el adversario más duro, ese que él mismo eligió, es porque perdió hasta el apellido en la pelea.
Quizá Sanz, resignificando aquello que decía Perón sobre sus amigos y enemigos: “peronistas somos todos”, hoy esté afirmando con tan célebre frase: “kirchneristas somos todos”.
Ese desconcierto es el fiel retrato de un fin de ciclo opositor.
El rotundo fracaso de Clarín y sus suplementos tratando de vender un ejemplar ayer y aguar de este modo el Día de los Canillitas, también lo es. Han perdido no sólo el rumbo político en su trazo grueso, sino también se quedaron sin ese tacto fino de la prudencia que sostiene un proyecto a lo largo del tiempo.
El concierto popular debe continuar.
La juventud y la militancia deberán avanzar a paso redoblado.
La presidenta vuela hasta Corea para estar con el G 20 defendiendo los intereses de los argentinos, de los latinoamericanos y de todos los países hermanados en el G 77.
No hay antecedentes en la historia argentina de una inserción igual o mayor a la que logró el gobierno nacional con esta Argentina que se encuentra en estado de gracia.
Que le vaya bien a Cristina, es un deseo de multitudes.
Pero no seríamos sinceros sino agregamos: No tarde mucho presidenta, la vamos estar esperando.


El Argentino, lunes 8 de noviembre de 2010

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