lunes, 15 de noviembre de 2010

Alicia, allí donde la luz


Allí donde la luz, sembrada por las Madres, las Abuelas y los Hijos, espantó las tinieblas que habitaban ese domicilio de la muerte llamada “Esma”, Alicia Kirchner volverá hoy para acunarse entre los más humildes, los que hacen la luz antes que nadie en los talleres, en las panaderías y envueltos en la bandera que quedó esperando allá en Malvinas.

Allí donde su hermano, el entonces presidente Néstor Kirchner, recuperó para siempre el predio del dolor en nombre de la vida, la memoria, la verdad y la justicia.

Allí donde la luz se agiganta por las noches y cobija sueños cuando llega el día, Alicia Kirchner volverá este lunes para presidir la Asamblea Nacional de Políticas Sociales. Vendrán desde todos los rincones del país, las mujeres y los hombres que están construyendo este nuevo país de los argentinos.

Serán los miles que representan millones que hasta no hace mucho fueron los nadies de esta tierra y ahora saben quiénes son, de dónde vienen y hacia adonde vamos.

Debatirán al lado de sus hijos, jugando libres o dormitando en paz en un regazo, sobre la Soberanía Alimentaria, las herramientas de la economía social, las organizaciones sociales, el programa de Ingreso social con trabajo, los pueblos originarios, la comunicación, la infancia, la adolescencia, la juventud y los adultos mayores, el deporte social y el conocimiento y las políticas de ingreso.

Allí donde habitó la muerte hoy la vida se llenará de luz, bailando con sus murgas, sus bombos y sus guitarras… ¡si hasta un circo pueblerino dicen que actuará!

El día que las Madres de Plaza de Mayo le entregaron el Pañuelo blanco “en reconocimiento a su entrega y compromiso con los derechos sociales y humanos”, Alicia Kirchner supo cuánto era el amor que había sembrado al frente de su ministerio.

Fue el 8 de junio pasado y en el acto realizado en el mismo lugar de hoy, en el Espacio Cultural Nuestros Hijos, allí donde habitó la muerte de los genocidas de Massera, Videla, Martínez de Hoz y el monopolio de la mala palabra, Hebe de Bonafini pronunció un mensaje de amor y gratitud: “el pañuelo simboliza la libertad y el grito de justicia; pero el pañuelo bordado, el que usamos las madres, sólo lo entregamos a los presidentes. Pero Alicia significa algo más, la concreción de sueños cuando llega a algún lugar del país. Este pañuelo es “el otro soy yo” y Alicia piensa así y así pensaban nuestros hijos”.

Hay veces que un país refleja sus grandezas y miserias en un solo momento de la historia. Ese momento ha llegado. Lo estamos viendo, viviendo, sufriendo, amando y festejando.

Por respeto a la luz, hoy no diremos nada de los oscuros miserables que tratan de negarnos el pan nuestro de cada día desde la tapa de algunos diarios o desde una banca parlamentaria que hace de sucursal de expendio de los poderosos.

Pobre de ellos si este pueblo no fuera el pueblo manso, laborioso y esperanzado que es. Lo han hecho caer una y mil veces y una y mil veces se ha levantado. Ese pueblo sabe que esta vez no caerá en ninguna trampa. Seguirá con la inocencia con que ha venido al mundo a alumbrar una sociedad de iguales.

Lo hace y hará desde la cooperativa, desde el trabajo y desde la Plaza de Mayo, allí adonde iremos cada vez que sintamos ganas de mojarnos las patas del alma en esa fuente que ha quedado para siempre llena de lágrimas censadas.

Alicia Kirchner hablará este día en la ex “Esma” y mañana lo hará junto a la presidenta de los argentinos, Cristina Fernández de Kirchner. Será en el Luna Park la cita del final. No podía ser de otra manera. Son batallas de amor las que se libran estos días.

Además, “el flaco aquel que se nos fue pero aun nos guía” parafraseando a Discepolín en su bello tango Cafetín de Buenos Aires, andará por aquí y por allá pidiendo que no afloje nadie. Que estemos más enteros que nunca. Que él sigue entre nosotros. Que él también anda en la luz.

Y allí se queda para siempre..


El Argentino, 15 de noviembre de 2010

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