martes, 17 de agosto de 2010

Patria sí, Biolcati no

Hugo Biolcati es a la oposición política, lo que Braden fue a la Unión Democrática en 1946. Tensa la palabra para delimitar su terreno, como si la palabra fuese el alambrado que limita sus campos. “De acá hasta esa calle inclusive, es todo mío”, pareció decir en la Rural. Pobres de los argentinos si un día esos patrones vuelven al gobierno. Esa clase de tipos se reserva a garrotazos el derecho de admisión. Suelta el discurso y suelta el grito de los que se sienten dueños del país, los patroncitos de estancia, los que añoran el centenario con sus excluidos, con sus fusilados, con sus desocupados, con sus desterrados. Son la Argentina del pre-peronismo. Ellos son así. No resisten nunca si de poner una moneda para la colecta de la parroquia se trata. Ahora, si le tocan la renta del modelo de país primario y haciendo como ahora un país sin analfabetos, con industrias, con ciencia y técnica, con clase media y trabajadores, ah no, eso es “comunismo” se llame como se llame. Repasemos juntos. Braden era un ex embajador de los EE.UU. que oficiaba de mentor político e ideológico de los sectores que se oponían rabiosamente a la fórmula Perón-Quijano en aquellos años. Desde entonces, voltearon a Perón, a don Arturo Illía y al doctor Frondizi. A Raúl Alfonsín lo limaron tanto que terminó por caer. Ese Duhalde que estuvo en la Rural lo sabe bien. “Qué elegante que está Hugo Luís, ganadero, sojero y lechero, tan nuestro como el campo”, decía una señora con estilo Recoleta frente al palco de la exposición de Palermo. En su discurso oficial al frente de la Sociedad Rural, Biolcati delineó el país según la mirada de su vieja clase social. El mensaje pareció decir que buscan un empate ante el patrimonio histórico del Bicentenario. Impedirán por todos los medios a su alcance, que son muy poderosos, que las palmas se las lleven las seis millones de personas que desfilaron por el Paseo de la Avenida 9 de Julio en la Semana del Mayo patrio. Y si no lo logran, ya anuncian que van por el Tricentenario. Tal como adelantó Francisco De Narváez en sus carteles callejeros. En esa visión de país, Biolcati anuncia que van por el derrocamiento del modelo que está haciendo posible la Asignación Universal por Hijo y la Movilidad Jubilatoria, la recuperación de cinco millones de empleos y las Paritarias, la construcción de la unidad latinoamericana en la UNASUR. Ellos quieren el viejo país de la injusticia. Aunque de yapa, podrían admitirnos si aceptamos trabajar “en negro”, como sus peones. ¡Y que te cuide el Momo Venegas! La fiesta del “campo” fue una verdadera apertura de campaña hacia las elecciones del 2011. Será el poder económico concentrado, el de Clarín y sus socios, el de las viudas del FMI, de la city bancaria y financiera, el encargado de manejar los piolines de la oposición. Ese es el verdadero cuadro de situación. No hay que dejarse engañar por los politiqueros que pretenden vender la visión de un bipartidismo ya agotado. En ninguna de sus versiones. Algunos en su “iluminismo”, no saben lo que dicen. Pero los que estuvieron en la Rural, sí saben de qué se trata. Interpretan la realidad en clave partidaria, sólo para disimular que lo que se disputa en la Argentina y en toda América Latina, es el modelo de democracia del Bicentenario: una democracia inclusiva, justa y soberana, o un remedo de ella, con excluidos; injusta, dependiente. La exposición Rural fue una auténtica clase abierta de los que supieron robar la República cuantas veces se les vino en gana. Dominaron este país durante un siglo al menos. ¿O no fueron ellos los que produjeron la pobreza por la que hoy reclaman con absoluto cinismo? En el palco estaban las figuras de “la nueva política”, Eduardo Duhalde, Francisco De Narváez, Mauricio Macri. Es la derecha atendida por sus propios dueños. Los gestores, se preparan para disparar en el Congreso. Pero el pueblo tiene un puñado de bancas leales y con eso alcanza para seguir construyendo en las calles, una patria para todos.

Publicada el 2 de agosto de 2010 en El Argentino

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