viernes, 18 de diciembre de 2009

ESTE SUEÑO NO SERÁ TELEVISADO

La Presidenta de los argentinos transita el país con las amenazas de muerte a cuestas. Visita el conurbano bonaerense y de allí vuela a Santiago del Estero, Tucumán o el Chaco, inaugurando escuelas, hospitales, fábricas y caminos.
Y dice cuando habla con un dejo de tristeza más que de queja, que esa Argentina en movimiento, la que se palpa, se huele, se escucha, no es televisada por los medios que aún conservan el monopolio de la imagen y la palabra.
Será así hasta que la nueva Ley de la democracia empiece a madurar sus frutos y una nueva pantalla, un nuevo modelo de periódico, una nueva radio, con miles de ojos y voces diferentes, se abran paso definitivamente con la verdad, esa que es la única realidad.
Hasta tanto eso no ocurra, esta Argentina latinoamericana difícilmente salga por la tele. Al menos por esa tele que sigue con el baile del caño mientras almuerza con exquisitos platos, siempre bien condimentados con salsa de odios y resentimientos.
Mientras tanto, la vida sigue igual, como canta el querido y sufrido Sandro.
El programa Argentina Trabaja está en plena marcha.
A diario es posible observar a hombres y mujeres inscribirse en los municipios del conurbano con la única condición de no tener otro empleo y aceptar ser parte de una cooperativa de trabajo.
Serán cien mil los primeros cupos a cubrir, pero están previstos cientos de miles más a lo largo y ancho del país. Se busca llegar al entramado más profundo de la pobreza que nos legó el país del neoliberalismo, ese que tanto añora el señor Valenzuela, delegado del presidente Obama.
Claro, la televisión no entra ni entrará con sus cámaras a registrar el goce emocionado de los compatriotas que recuperan o empiezan a disfrutar el orgullo de ser trabajadores.
A cada cual según su necesidad, de cada cual según su capacidad.
Hasta de esta premisa se olvidaron los que desertaron en el momento que la patria les reservaba un lugar, renegando que el programa no sea un subsidio al candil eterno de la pobreza queda.
Es la dignidad de ser, de existir, de constituir, de producir, de amar, de soñar, de volver, de partir.
Es recuperar la condición humana. De eso se trata.
Eso sí, será televisada la Avenida 9 de Julio cortada con el acampe de quienes hace rato extraviaron el verbo y el puño en alto. La pasión y la causa colectiva.
Lejos de pisar el palito de la disputa falsa, el país sigue reconstituyendo sus huesos rotos.
Allí están los datos duros del Ministerio de Planificación que hablan del ciclo de inauguraciones de proyectos energéticos para consolidar el abastecimiento eléctrico nacional, empezando por dos de las Usinas Termoeléctricas más poderosas y modernas del país, la "General Belgrano" y "San Martín".
Allí está la mejora del 6 % de la producción de acero, remontando la caída ocasionada por la crisis mundial y el desguace neoliberal que dejamos atrás.
Allí está el anuncio de la ministra Débora Giorgi sobre los 700.000 automóviles que se producirán en el 2010.
Allí está el nacimiento del Instituto para el Desarrollo Industrial y Social Argentino, sostenido por la Unión Obrera Metalúrgica junto a la Asociación que nuclea a los empresarios y supervisores del sector, dedicado a formular políticas para el desarrollo productivo de la metalurgia, definida por Aldo Ferrer, como la madre de todas las industrias.
Allí está el dato que afirma que el sector Agropecuario tendrá el mayor incremento interanual, con un alza del 8,9 %, impulsado por las cosechas y un aumento en el nivel de faena vacuna.
Allí están todas las políticas económicas y sociales que desde el 2003 expresan continuidad y profundización al mismo tiempo.
Desde la jubilación a la Asignación Universal por Hijo.
Continuidad para no desandar ningún cobijo para los más humildes.
Profundidad, para seguir avanzando en la transformación estructural del país.
Y si este sueño hoy no será televisado, no importa.
Igual será vivido y defendido hasta el último suspiro.



Jorge Giles. El Argentino. 18.12.09

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