domingo, 11 de octubre de 2009

UNA REVOLUCIÓN CIUDADANA Y EN PAZ

Aunque imperceptible para muchos, se ha producido en la Argentina un fenomenal cambio estructural en el sistema democrático.

Una revolución en paz, construida con la voluntad de muchos ciudadanos durante 26 años y concretada por la voluntad política del proyecto nacional y popular del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

La holgada y transparente sanción de la Ley de Comunicaciones en la madrugada de ayer, vino a saldar una vieja deuda de la democracia.

Se ha roto un modelo fosilizado de hacer política, signado por las presiones y las extorsiones de los grandes medios de información que durante décadas uniformaron el sentido común de los argentinos. O trataron de hacerlo.

“Si lo dice Clarín, si sale en TN, si lo afirma el escriba de La Nación o lo dicen por la radio y el resto de los canales televisivos monopólicos, ah, entonces debe ser así nomás”

Era uno de los latigazos con el que nos autoflajelamos y convencimos aceptando como “verdad absoluta” lo que apenas era una opinión política y económica de los intereses representados por los monopolios.

Ahora sí se liberó la palabra.

Fue patética la imagen de los senadores del radicalismo, y de la derecha feudal, que a falta de argumentos para defender lo indefendible, a coro amenazaban con todas las plagas judiciales que caerían sobre la tierra.

Mentira. Sólo nos espera un nuevo cielo de la democracia.

Nada habrá que temer más que de nuestros propios errores y de los miedos castradores que los poderosos y los mediocres difunden.

Esto es democracia. Un pueblo que vuelve a bañarse en las fuentes de su propia memoria histórica, para cargarse las pilas de su autoestima y avanzar hacia un horizonte de mayor justicia.

Cuando caían las primeras luces del alba, los que estaban en la Plaza del Congreso sabían que eran protagonistas y testigos al mismo tiempo de un momento irrepetible.

El abrazo múltiple, las lagrimas derramadas con el compañero y la compañera, con el amigo y el correligionario, con el ciudadano de a pie que se acercó a celebrar, configuró una síntesis perfecta de la nueva democracia que estaba amaneciendo.

Allí está la crónica de lo sucedido durante el viernes 9 y la madrugada del sábado 10. Aquí sólo hay emociones al galope de un corazón popular que siente y sabe que se ha ganado una partida difícil. Quizá la más difícil de todas.

Tenía que ser Octubre.

La nueva Ley será la herramienta que posibilitará la participación de todas las organizaciones libres del pueblo.

Una comunidad barrial, provincial o nacional, allí donde desarrolle sus actividades, dispondrá del derecho para expresarse sin que nadie lo perturbe siquiera.

El sueño colectivo tendrá una radio, un canal televisivo, un diario.

La palabra será un pájaro libre.

Salgamos a recibirla de pie, se la merece.

Como en toda batalla histórica de los pueblos, hay triunfos y derrotas. Por lo tanto, triunfadores y derrotados.

Perdieron los monopolios al cortarse la soga en el cuello que nos asfixiaba desde el tiempo de la dictadura. Perdió la política “careta”, la del vale todo, la de los buenos modales en la pantalla pero que provocan a la vez, los dolores y las miserias de los más humildes.

Perdieron los opositores que se alistaron con los intereses de las minorías privilegiadas, despreciando a las mayorías populares. Perdieron Cobos, el gran converso, los radicales comandados por los senadores Sanz y Gerardo Morales, los neoliberales de paladar negro como Reutemann, Romero de Salta y tantos otros fantasmas del pasado.

Ganó la sociedad pero un poquito más los que dignamente militaron por esta nueva Ley durante años.

Para los que siguen creyendo en la continuidad de un proyecto de Nación, y aún para los que dejaron de hacerlo, claramente ganó Néstor Kirchner y la Presidenta de la Nación.

A pura voluntad política y defensa de un modelo de país justo y solidario, restañaron lo que hubo que restañar y salieron a encender rápidamente las primeras luces del Bicentenario patrio. Allá vamos.

¡Al gran pueblo argentino, salud!

Jorge Giles. 11.10.09
http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=61414

No hay comentarios: