miércoles, 21 de octubre de 2009

ME MATAN SI NO TRABAJO Y SI TRABAJO ME MATAN

Mientras el Gobierno lucha contra la pobreza, los opositores luchan contra los pobres.
Así se desprende de las declaraciones opositoras contra las recientes medidas gubernamentales para redistribuir la riqueza con los sectores más humildes.
Duele la patria cuando se los escucha destilar tanto odio clasista.
Con Menem y De la Rúa, millones de argentinos fueron arrojados a la exclusión y la miseria en nombre de las políticas de ajuste. Era el fin de la historia y el trabajo.
¿Se acuerda, no?
Todo se desplomaba en una Argentina que se incendiaba consagrando al mercado como el gran regulador de la sociedad.
El Estado sólo estaba presente protegiendo a los poderosos.
De ese país venimos, el país donde la muerte gris y lenta del desempleo se instalaba sobre el hogar de los pobres.
Desde la llegada de Néstor Kirchner, y como consecuencia del giro copernicano en la política seguida desde el Gobierno, se recuperaron casi 5 millones de puestos de empleos en sólo 6 años. Crecieron todos los índices de desarrollo humano y se recuperaron áreas estratégicas del Estado soberano.
Pero revertir los daños impuestos durante décadas en el país, seguirá insumiendo mucho más esfuerzo, tiempo y voluntad política. Por parte de los gobernantes y de la dirigencia representativa de la sociedad.
“Lo importante es la dirección de los vientos”, diría el navegante.
Y para el ciudadano de a pie también es importante entender la dirección del camino emprendido por el país en estos últimos años.
La presencia de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner ayer en Avellaneda, en un nuevo encuentro inaugural del Plan “Argentina Trabaja”, con 100 mil puestos de empleos en una primera etapa, está marcando un sentido a la gobernabilidad de su gestión.
Más empleo. Más inclusión. Más justicia social. Esos son los vientos que soplan.
Seguramente no será nada fácil construir miles de cooperativas de trabajo en el territorio desvastado del país que más nos duele. Pero vale la pena hacerlo.
Claro, como en la canción popular, “me matan si no trabajo y si trabajo me matan”, hay opositores tan llenos de egoísmo y de resentimiento social, que disparan munición gruesa contra la recuperación de la dignidad de los trabajadores.
No es esta una apreciación capciosa sino apenas la fiel interpretación de lo que ayer dijeron oponiéndose al aumento en las asignaciones familiares y el ingreso a la niñez para los pibes más humildes.
Los monopolios de la desinformación se despiden así a toda orquesta del escenario mayor. Cada título que disparan es una operación política. Escriben y hablan manoseando la palabra.
Por eso y en homenaje a la Ley de Comunicaciones de la democracia que se presentará hoy en el mismo lugar donde fuera anunciada, en el Teatro Argentino de La Plata, recordemos lo que decía de esa prensa, Raúl Scalabrini Ortiz, rescatado en la magistral obra de Norberto Galasso:
“Un artículo inocente, un editorial sin trascendencia, un antecedente aportado por un jurista, un ensayo, una opinión colateral, son modelaciones que se sincronizan en la gran voz de la publicidad. Al igual que los integrantes de una orquesta, la acción de cada uno de ellos se pierde en la ola de acordes de la sinfonía. Aquí también los políticos parecen libres como los músicos de la orquesta…pero soplan la flauta no cuando quieren sino cuando les corresponde soplar”
De esa dictadura mediática señalada hace medio siglo por Scalabrini, la Argentina comienza a liberarse.
Y esa es la crispación que sienten los profesionales de la desesperanza, los doctorados en pesimismo, los licenciados en la desgracia ajena.
La afirmación de Carrió diciendo ayer que “vamos a terminar con los chiquitos y el choripán llevados para cobrar los ingresos” es tan perversa y repudiable como el espionaje a los maestros y a los familiares de las víctimas de la AMIA realizados por oscuros funcionarios del gobierno de Mauricio Macri.


Jorge Giles. El Argentino. 21.10.09

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