domingo, 4 de octubre de 2009

LA DEMOCRACIA A PUNTO DE ALUMBRAR

PANORAMA POLÍTICO


Estamos a días de consagrar la nueva Ley de Comunicación de la democracia. Con el dictamen de la mayoría, fue convocada la sesión en el recinto del Senado.
Hasta que esto suceda, habrá que hacer una atenta vigilia instando a impedir que una eventual provocación, pueda encontrar eco alguno.
El Gobierno, la democracia toda, están a punto de dar un salto de calidad definitivo a la hora de alumbrar, en paz, los nuevos horizontes políticos y sociales.
Sucedieron, en simultáneo, otros hechos que impactan sobre la realidad, poniendo a prueba el fortalecimiento del proceso político en marcha desde el 2003.
La crisis mundial y sus consecuencias desembarcaron hace tiempo en nuestras orillas. El infierno tan temido de la desocupación, la quiebra de empresas, la caída del consumo interno, la evaporación de mercados internacionales, siguen asolando a gran parte de los países llamados desarrollados. Se acaban de conocer los últimos datos económicos de los Estados Unidos en relación al desempleo y pintan un cuadro realmente dramático en el campo social.
De igual dramatismo son las noticias que llegan de los países de la vieja Europa. El drenaje no culmina pese a los pronósticos económicos alentadores para el último trimestre. Siempre son los trabajadores los primeros en caerse del mapa de la inclusión y los últimos en recuperarse, cuando de crisis se trata.
¿Pero qué ocurre en la Argentina con semejante marco internacional?
Se sienten los crujidos de la crisis global pero al mismo tiempo, se observa un Gobierno que insiste en apostar al empleo como recuperador social y generador de cultura. En la semana se dieron dos pasos más que elocuentes.
El VI Encuentro Nacional del Banco Popular de la Buena Fe en la ciudad de Embalse, Córdoba, que se realizó bajo el lema “Poder Popular, Economía Solidaria y Patria para todos” fue uno de ellos. Participaron más de 3 mil personas de distintos lugares del país, compartiendo sus productos y la experiencia de cooperativismo desarrollada en los últimos años bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social de Alicia Kirchner. Los delegados de las 800 organizaciones sociales y los 815 bancos populares, con 115 mil micros créditos ya otorgados para el cultivo, fabricación y edificación en distintos niveles de actividad, recibieron de la Presidente de la Nación el aliento para su cometido social y el fortalecimiento de la organización política, no partidaria, que sustente en el tiempo semejante desafío.
El otro paso fue la inauguración presidencial en Merlo, provincia de Buenos Aires, de la primera etapa del programa de inclusión social “Argentina Trabaja”, con 10 mil cooperativas de trabajo y organización popular en 10 municipios del conurbano bonaerense, que le da certificado de garantía y calidad a la definición de que “el mejor antídoto contra la pobreza es el trabajo”, según declaró en ese acto, Cristina Fernández de Kirchner.
En otro orden, el conflicto de Kraft muestra la intransigencia del cuerpo de delegados contra una patronal acusada de intolerante, abusiva y autoritaria. El Gobierno actúa como siempre lo hizo en estos años, contemplando la defensa de los puestos de empleo, la legalidad de los delegados y la paz social. El Ministerio de Trabajo exigió a los dueños de la empresa el cumplimiento irrestricto de la legislación laboral argentina, llamando permanentemente al dialogo a ambas partes a fin de continuar con las negociaciones conciliatorias.
Es interesante para el análisis político, observar cómo este conflicto puntual provoca distintas conductas sectoriales.
La postura inflexible de la empresa es claramente promotora de un caldo de cultivo tan injusto como provocador. Los monopolios de la comunicación, por su parte, interesados en resistir por cualquier medio la pronta sanción de la Ley democrática, utilizaron los reiterados cortes en calles y particularmente en la transitada Panamericana, para crear la imagen de una realidad de caos y conflictividad social creciente.
Con o sin cacerolazos, amplifican los encendidos discursos de Vilma Ripoll y el sermón de Bergoglio sentado a la diestra de Roberto Dromi, el gran desguazador del menemismo. El “todo está mal” es el puñal preferido para desgarrar la voluntad social.
Es así como un gobierno que en su origen optó por privilegiar la defensa de los derechos humanos, el empleo y la inclusión social, y que hoy enfrenta al poderoso monopolio de la comunicación en una instancia crucial para todos los sectores que anhelan la profundización de la democracia y el fin de la dictadura mediática, es provocado por una minoría vetusta y anacrónica, sin representatividad social alguna, con un pasado reciente que los mostró apoyando a los patrones rurales durante el largo conflicto desatado por la decisión presidencial de concretar una justa y equitativa redistribución del ingreso.
¿Es pura casualidad que también ahora lancen sus dentelladas contra el gobierno nacional y popular?
Se sabe que en la Argentina, la antítesis del sistema de opresión siempre lo constituyó el movimiento nacional. Los grupos presuntamente radicalizados actúan como si fuesen un eco vago de los intereses que desde la derecha avanzan por un carril paralelo, pero en igual sentido que ellos.
No entienden, desde ambos espectros del dial, quizás no lo entiendan nunca, que el movimiento nacional no aplaca los conflictos, los potencia con todas sus contradicciones. Pero lo hace, estimulando el crecimiento de los sectores populares, no confrontando con la sociedad en su conjunto.
Es así desde los orígenes del movimiento popular. El Estado se compromete y promueve la participación, toma partido por los trabajadores y los sectores medios, brinda las herramientas que ayuden a crecer en conciencia y en organización.
Esa voluntad explica mejor que cualquier otro factor, la recuperación de la iniciativa política por parte de un gobierno al que creyeron fatalmente derrotado en las últimas elecciones.
Será difícil superar la capacidad transformadora de este Gobierno, insistiendo en aquellas prácticas sectarias cuyo espejo no son precisamente las necesidades de las mayorías, sino su propio narcisismo.
Allí están Cobos, Duhalde, Reutemann y Carrió para demostrar adónde conduce el camino de la soberbia.
En definitiva, creemos que este conflicto no es, ni por asomo, un flash que expresa una realidad conflictiva generalizada. Es sí, un ensayo que pretende deslegitimar un Gobierno que fue y es el único que se mostró en condiciones de pararse contra el extinto ALCA, contra el FMI, contra los genocidas, contra la injusta ocupación de nuestras Malvinas, que recuperó la administración estatal de las jubilaciones y hoy está a punto de concretar la democratización definitiva de la palabra.
Quienes apuesten al fracaso gobernante para hacer la vieja política de “cuanto peor, mejor”, volverán a equivocarse y a ser funcionales de los intereses que dicen enfrentar. Igual, podrán intentarlo. Siempre y cuando no confundan la fortaleza de un proyecto que se niega a reprimir, con debilidad política. Ni alteren la convivencia y el derecho que asiste a todos los ciudadanos, en especial a los más humildes.
La Argentina está en la liga de los 20 países que empiezan a definir la nueva arquitectura del mundo. Como dice el embajador Timerman, tanto Clarín como La Nación se ilusionaron con el aislamiento del país y la disolución del G-20. Resulta que Argentina se incorporó a un fortalecido G-20 de la mano de Brasil y México en representación de la América Latina, promoviendo y logrando la participación del mundo laboral representado por la OIT.
El próximo viaje de Cristina a la India y a la China reafirma esta dirección política de insertar a la Argentina en un horizonte de continuo crecimiento, acompañada por el fortalecimiento de la UNASUR y particularmente, por la unidad estratégica con el vecino Brasil, con quien, dicho sea de paso, festejamos su elección como sede de los Juegos olímpicos del 2016.
La semana terminó con la firma del dictamen pero con la desagradable noticia que dan cuenta de los dichos de la nueva jefa de formación de la policía de Mauricio Macri.
Otra vez sopa. Y de la peor. No les alcanzó con el Fino Palacios. Ahora trajeron a Virginia Gamba que se despachó con la defensa de la represión ilegal en la última dictadura y cuestionó los juicios contra los genocidas que están siendo juzgados por crímenes de lesa humanidad. No es una casualidad, sino parte de una causalidad.
Allí está el verdadero adversario conceptual y fáctico de una Argentina que busca avanzar en su camino de memoria y justicia social.
Las provocaciones abundarán en la semana que comienza. La oposición de derecha en sus diferentes expresiones legislativas, volvió a desertar a la hora que la democracia convocó al debate respetuoso. Eso se llama impotencia. Y suele preanunciar más gritos que susurros. Por eso habrá que ser pacientes y festejar recién cuando caiga la última mordaza.



Miradas al Sur. 04.10.09

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