jueves, 27 de agosto de 2009

HOY ES EL DÍA DE LA PALABRA LIBERADA

Ayer, cuando Néstor Kirchner afirmó que “la democracia es sabia pero la gente es mucho más sabia”, no estaba haciendo un juicio ideologista sobre el pasado; estaba preanunciando los días que vendrán.
Abrazando una utopía, tan fuertemente, que la dejaba entre nosotros, para siempre.
Pensando en ello, hoy tendríamos que verlo a Rodolfo Walsh en Plaza de Mayo, acomodándose sus gafas, sonreír muy brevemente y perderse entre esa gente que camina desde allí hasta el Congreso.
Hoy tendríamos que ver en el acto de la Casa Rosada, sentaditos e informales, con el gesto adusto, saludando a todos, a Nicolás Casullo, a Elvio Vitali y a Germán Abdala.
Es posible que ello no ocurra. O sí. Quién sabe.
Los milagros siempre son posibles cuando se libera la palabra.
En el preciso instante que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner firme el Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación de la democracia, la sociedad argentina será un poco más libre y más igualitaria. La palabra empezará el camino que la lleve a romper las últimas cadenas que la ataban al arbitrio de los monopolios. Se despojará de esa invisible mordaza que dictaminaba si un mensaje era políticamente correcto o no.
El sentido común recuperará la libertad perdida, para volver a ser el sentido de los comunes, y no de los poderosos.
Se dijo en estos años que ningún gobierno, ningún político, nadie que represente un gramo de sociedad, podía resistir un par de tapas de “Clarín”, el “hijo pródigo” de la señora Noble y el señor Magnetto.
Vayamos contando los titulares de catástrofes dedicados a Cristina y Néstor Kirchner en estos años.
Se dijo que nada que ocurriera en la realidad de los simples mortales, podía existir “verdaderamente”, sino era publicado en los medios de la corporación mediática.
Por eso mismo, este Proyecto de Ley que hoy se presentará, es el salto a la luna de nuestra democracia. Sólo comparable en su trascendencia con la instauración del voto popular o del voto femenino o del derecho a la educación libre y gratuita.
Viene a romper el cristal de la más preciada catedral de la derecha: la usina mediática de su discurso de masas.
Es de allí de donde siguen saliendo las “verdades” destinadas a ser asumidas colectivamente.
Es de allí donde se cocinan a fuego lento o veloz, los ejes del conflicto social de turno, los candidatos bendecidos y los políticos maldecidos por el poder.
Es allí donde se formatean y maquillan los ángeles del Apocalipsis.
Se equivoca quien, por falacia o ignorancia, crea que éste es un capítulo de un enfrenamiento casual.
Es causal la batalla por la palabra.
Cuando certificaron su muerte, la ideología que reinó fue la del mercado impune y lo hizo precisamente, a través de los grandes medios. Por eso están que trinan los secuestradores de la belleza de la imagen y de las voces múltiples y diferentes de la sociedad.
Todo ese calvario empieza desandarse desde ahora.
Se suele hacer historia de los gobiernos y sus épocas, señalando las acciones que mejor lo significaron.
El de este tiempo ¿cuál será?
¿Será el fin del negociado espurio de las AFJP y la recuperación de la administración estatal de las jubilaciones, la anulación del indulto y las leyes del olvido, la transformación de los campos de concentración de la dictadura en centros de cultura y de memoria, la unidad latinoamericana, el conflicto con los patrones rurales por la redistribución del ingreso y la riqueza, los cuatro millones de nuevos empleos?
Sin dudas, esta Ley de Comunicación, será la que abarque a todos estos derechos recuperados.
Se rompen las nuevas tranqueras de la historia que forjamos día a día. Y la palabra recupera la libertad.
Desde ahora, todo lo diremos entre todos, con todos, junto a todos, para todos.
Esa verticalidad militarizada de la palabra que ejercían y ejercen los dueños de los grandes medios, es lo que se termina definitivamente.
La dictadura llegó a su fin. Y en buena hora que así sea.

Jorge Giles. El Argentino. 27.08.09

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