miércoles, 22 de julio de 2009

BAILANDO BAJO LA LLUVIA


Se nos vino el cielo encima. Llovió sobre las calles y sobre los campos, haciendo más cierto que nunca aquello de que “afuera llovía y adentro también llovía”.
Los dueños de la tierra, habrán festejado. Mientras los más pobres, volvieron a aguantar el temporal como podían.
Quizás para no quedar atrás del clima, llovieron las reuniones y las nuevas decisiones presidenciales. Pasemos lista de algunas.
*La Presidenta recibió al Jefe de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, que al término de la misma, afirmó que “fue un paso adelante para todos”. Fue una tarjeta amarilla para De Narváez y su amenaza beligerante de retirarse del dialogo que tendrá hoy.
*El Ministro de Economía, Amado Boudou, se reunió con los industriales y luego anunció la decisión presidencial de una revisión integral para el fortalecimiento del INDEC, en línea con la profundización del modelo de desarrollo con inclusión social.
El organismo dependerá directamente del Ministro y tendrá un Consejo Académico Asesor de Evaluación y Seguimiento, con la participación de Universidades Nacionales y un Consejo de Observación Económico y Social, integrado por usuarios, empresarios, comerciantes y representantes de los trabajadores.
*El Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, presidió la reunión preparatoria del Consejo Económico y Social. Participaron representantes empresarios y del movimiento obrero.
*Hugo Moyano, ante la ofensiva de los sindicalistas llamados “gordos”, no paró de recibir adhesiones de decenas de sindicatos y dirigentes que lo acompañan desde los tiempos que enfrentaban al menemismo y sus políticas neoliberales de los años noventa.
El desarrollo de esta lluvia de encuentros multisectoriales, muestra y demuestra por una parte, la vitalidad del proceso político argentino y, por otra, la capacidad de iniciativa desarrollada por el Gobierno nacional.
Para reflexionar sobre esta coyuntura, habrá que hurgar en la memoria colectiva por que es allí donde anida la huella para entender estos días y, en consecuencia, planificar el porvenir.
Con letanía de tangos, para valernos del bandoneón regalado por Macri, volvamos a Raúl Scalabrini Ortiz, nuestro contemporáneo.
A este faro mayor del pensamiento nacional y popular, lo perseguía el miedo a que el olvido nos gane el alma.
“Tengo miedo de olvidar”, parecía decir, pero el temor era que la gente de pueblo olvide sus raíces. Si eso sucede, la historia sería un folletín escrito por malandras. No habría capacidad de amar. Ni de escribir. Ni de dialogar. Ni de recordar quién fuimos y somos.
En un bello y dolido pasaje de su libro, Norberto Galasso rescata el recuerdo de Scalabrini sobre el reencuentro con un industrial argentino, un viejo conocido suyo, allá por julio de 1949, que venía de un terrible ahogo económico provocado por los monopolios dominantes antes del gobierno de Perón. Pero ahora pasaba por un momento de verdadero esplendor, en todos los sentidos. Su fábrica funcionaba a pleno dejándole suficientes ganancias para una vida más que decorosa. No agradeció al Banco estatal que le facilitó los créditos para su despegue. Por el contrario, afirmaba que todo lo había logrado a puro esfuerzo individual, pese a “la demagogia peronista” y “la prepotencia proletaria”. Criticó con dureza la nueva Constitución y en particular su artículo 40.
La indignación sacudió a Scalabrini que le respondió “el día que caiga el artículo 40 junto con él caerá su fábrica. El día que termine la justicia social, terminarán todos sus créditos y su opulencia y volverá a ser el “rasca” que fue siempre. ¿No ha comprendido todavía que su esfuerzo aislado vale menos que nada, que el país sólo puede defenderse y defenderlo a usted reuniendo en un mismo haz a todos los intereses nacionales?”
La memoria nos salva siempre. Hoy también.
Aquella Constitución Nacional de 1949, establecía que “la organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución”
Ahí está la huella, pese a tanta lluvia caída.


Jorge Giles. El Argentino. 22.07.09
http://www.elargentino.com/nota-50441----------------------Bailando-bajo-la-lluvia.html

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