miércoles, 24 de junio de 2009

EL MODELO SOMOS NOSOTROS, LOS TRABAJADORES


José C. Paz y su pueblo fueron una fiesta. Llegaban caminando con sus hijos en brazos. Venían con un mate y un chipá recién salido del horno para compartir. Ayer estaban felices y orgullosos de verlo a Kirchner caminando por sus calles. Pugnaban por estirar sus manos hasta tocarlo, abrazarlo, decirle cosas y agradecer y reclamar al mismo tiempo.
Para esos miles de hombres y mujeres, ese que estaba allí no era sólo un candidato, sino aquel que cuando fue Presidente de los argentinos, no se rindió ante los poderosos, defendió los derechos humanos como nunca antes y recuperó el valor del Estado y del trabajo.
Los humildes saben valorar aquello que conquistan. Lo cuidan, lo defienden, lo quieren, lo comparten. Agradecen a la vida cuando construyen una alegría, por más chiquita que sea.
Es suya la alegría, como es suya la historia que hizo grande a la patria. Ellos son los que escriben una nueva síntesis histórica de nación y pueblo.
Son trabajadores de oficios varios, amas de casa, cartoneros, maestros y profesores, albañiles, camioneros.
No son actores de ocasión. Ni extras de un spot publicitario que los ofende mostrándolos como zombis que un día se despiertan a la vida y corren sin saber porqué. Aunque no pueden evitar, ni en sus avisos, mostrar a gente que hoy sí tiene trabajo.
En José C. Paz sabían la causa por la que estaban allí. Cantando esa cumbia que habla de la esperanza en ese pingüino que adoptaron hace rato y al que saludan nombrándolo “compañero y amigo”.
La Presidenta inauguraba, mientras tanto en otros lugares, nuevos buques de cargas y astilleros y plantas termoeléctricas, como invitando a tocar con las manos este país que se ha puesto de pie para seguir andando.
Uno se emociona cuando escucha a ese pueblo cantar como lo vio y escuchó ayer, caminando junto a ellos. Y se emociona más cuando un hombre de unos setenta años se acerca a este cronista y le dice “usted es el que escribe en El Argentino”.
No preguntó; lo afirmó sin vueltas. Y caminando como podíamos en esa multitud, nos contó a los borbotones que era chileno y socialista y que conoció a Salvador Allende y que cuando vino el golpe, lo torturaron los esbirros de Pinochet, pero él pudo escapar antes que lo maten.
Con lágrimas en los ojos dijo que estaba allí porque Kirchner le hacía recordar mucho a Allende, y sin decir más, nos entregó una hoja de cuaderno con un poema de su compatriota, el poeta de los pobres y los enamorados, Pablo Neruda:
“De tu destino dame una bandera, un terrón, una espátula de fierro, algo que vuele o pase, la cintura de una vasija, el sol de una cebolla: te lo pido por cuanto no hice nada. Y antes de despedirme, quiero estar preparado y llegar con tus trabajos como si fueran míos, a la muerte. Allí en la aduana me preguntarán cuántas cosas labré, corté, compuse, remendé, completé, dejé moviendo entre manos hambrientas y mortales y yo responderé: esto es lo que hice, es esto lo que hicimos.
Porque sentí que de alguna manera compartí lo que hacían, o mis hermanos o mis enemigos: y ellos, de tanta nada que saqué de la nada, de la nada mía, tomaron algo y les sirvió mi vida”.
Al despedirse, el humilde chileno nos dijo, “así como me ve, tengo el honor de haber recitado este poema ante el Presidente Allende el día que visitó la fábrica donde yo trabajaba en Santiago”
Un rato antes, en Capital, pudimos acercarnos hasta una vieja fábrica, hoy recuperada, donde se firmaron convenios entre el Ministerio de Trabajo y seis Cooperativas obreras.
El amplio salón fabril parecía un patio de escuela, con sus globos celestes y blancos, con carteles hechos a mano que decían “Ocupar, Resistir y Producir”, “Viva la dignidad de los trabajadores”, “Defendamos el modelo nacional y popular”
Luego de Noemí Rial y Enrique Deibe, habló el delegado general de los trabajadores, para celebrar el paso que estaban dando y cada una de las conquistas laborales logradas desde el año 2003 hasta hoy.
“El modelo somos nosotros”, dijo; “somos los trabajadores, es esta fábrica y todas las empresas recuperadas y son estas máquinas que vuelven a producir, son nuestras familias que dejaron de tener la angustia de sentirse a la intemperie y sin Estado que nos proteja, el modelo de país que defendemos es este que nos contuvo cuando nos quedamos solos”
El próximo domingo ellos seguirán caminando juntos a la hora de romper los cercos que los privatizadores nos vuelven a tender.


(Jorge Giles. El Argentino. 24.06.09)

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