lunes, 6 de abril de 2009

UNA NUEVA SEMANA, UNA NUEVA ÉPOCA

Empieza la Semana Santa y tenemos la sensación que será la última bisagra del calendario antes de meternos de lleno en la campaña electoral, rumbo al 28 de junio.
La oposición tenía cierta razón cuando argumentó que con el adelantamiento de las elecciones no había mucho tiempo para desgranar discursos y cotillón partidario.
Menos mal que es así. Porque el piripipí de los vendedores de ilusiones se termina cuando podemos ver en vivo y en directo, las conductas de quienes se ofrecen como candidatos.
¿Usted leyó ayer que mientras estaban velando el cuerpo de Raúl Alfonsín en el Congreso, el senador radical Gerardo Morales, presidente de la UCR, rosqueaba con sus correligionarios sobre la invitación a Julio Cobos a la próxima convención del partido? ¿Usted leyó las declaraciones de Francisco De Narváez diciendo suelto de cuerpo que “esta campaña cuesta mucha, pero mucha plata, y es toda, pero toda mía”?
Hay necesidad de cambiar una época signada por la contaminación y el vaciamiento de la política a manos de los millonarios o de los famosos de la farándula o de los que nunca se juegan a nada o de los que miran la vida exclusivamente desde la cabina de peaje del partido político. Hay necesidad de transformar esta última ráfaga de energía positiva que deja la despedida final al ex Presidente Alfonsin, en un rescate de la política con mayúsculas. Basta de versos, de discursos huecos, de roscas y contra roscas. Basta de agravios. Basta de conductas reñidas con la ética y la moral. Basta de políticos que viven anclados en el pasado y que creen que esta sociedad no aprendió nada de sus frustraciones.
Hay necesidad de dar una vuelta de página definitiva en la historia de los argentinos. Y para eso, hay que observar y luego, valorar o enjuiciar las conductas y los contenidos concretos de cada conducta, personificada en aquellos que se proponen como candidatos ante la sociedad.
Habrá que desconfiar de los que no tienen historia y se inventan una, posando de niños ricos pero “preocupados por el prójimo”. Son los que comen y duermen pensando en sus negocios. La política para esta clase de gente, es puro negocio. No somos tan ilusos para creer en alguien que se enriqueció con Menem, que aún se identifica con Menem y con Duhalde, que se presenta en sociedad admitiendo que está gastando parte de su fortuna en carteles y spots publicitarios y en aparecer como “espontáneamente” tomado por las cámaras televisivas mientras asiste a un partido de fútbol. No se si a usted le pasa lo mismo, pero cuando uno lee que ese bochorno obsceno de regar con mucho dinero el bombardeo mediático sobre la población, es denominado “la nueva política”, uno piensa que si ese marketing avanzara en la consideración social, este país estará definitivamente perdido.
Claro, uno está convencido que esto no va a pasar. Sencillamente porque los pueblos no se suicidan y los relojes siempre hacen girar su manivela hacia el futuro, no hacia el pasado.
Las fuerzas de la modernidad oligárquica se quedaron sin libreto. Apelan al sonsonete de “dar el dinero al campo para que sean los patrones rurales los que repartan las riquezas en los pueblos, entre los obreros, los profesionales, los maestros, los empresarios”
Una pregunta al paso: ¿alguna vez usted recibió un mango de estos señores, cuando la soja valía 600 dólares la tonelada y el Estado no les cobraba retenciones y embolsaban todita la plata para ellos?
Mienten todo el tiempo. Y no se piense que nos fuimos por las ramas. Es que tanto la Coalición de Elisa Carrió que puja por conquistar a Mario Llambías para sus filas, como Mauricio Macri, De Narváez y Felipe Solá, defienden esta postura de los ruralistas y amenazan con sesiones extraordinarias para antes o después de las elecciones a fin de poder concretarlas. Ese es su programa y esa es su conducta. Eso es lo que vale, no las sonrisas cancheras del “está todo bien”
Entramos en tiempo de descuento y habrá que seguir con atención las conductas de los candidatos. Pero es bueno que los veamos como son. O como no son. Verlos en la defensa de sus programas electorales, que más allá de toda retórica siempre responden a intereses muy concretos.
Será bueno además, que se expliciten modelos de país.
Que digan, de qué lado están. O están a favor de la redistribución del ingreso y la riqueza priorizando a los más humildes o siguen defendiendo a los poderosos de siempre, aunque hoy se mimeticen en “gente como uno”, ¿vio?


(El Argentino. 06.04.09)

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