miércoles, 4 de marzo de 2009

Y DE PRONTO APARECIÓ CRISTINA

Si alguno lo intuía, lo disimuló muy bien. Pero cuando se abrió la puerta de la sala de reunión donde ya estaban los Ministros Florencio Randazzo y Débora Giorgi y el Secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, con los miembros de la Mesa de enlace, el tiempo y la respiración se detuvieron por un instante. La que ingresaba, solita su alma, era la mismísima Presidenta de los argentinos, Cristina Fernández de Kirchner. Haciéndose cargo del trabajo para el que la eligieron. Poniendo el cuerpo. A todo o nada, si de la suerte del país se trata. Pidiendo que se tenga en cuenta el interés del conjunto de los argentinos y no sólo del propio sector. Esperando más, de aquellos a los que les fue muy bien económicamente en otras épocas. Ojala todos valoren el gesto. Ojala se encauce una etapa de dialogo que permita alejar para siempre a los conspiradores, a los violentos, a los más egoístas. Leche, trigo, carne, maíz y economías regionales, en el inicio documentado de un nuevo tiempo, debiera ser el nombre de la unidad nacional entre el gobierno y los sectores sociales firmantes. Muy por encima de los apetitos electorales de los opositores partidarios. Muy por debajo, aun, de los argentinos sumergidos que allá en La Puntana, Salta, vieron a una Presidenta por primera vez.
Todos eran conscientes que afuera de la sala, el ojo de la tormenta mundial guiñaba amenazante. Los que poco representan socialmente pueden desbordarse en irresponsabilidades. Los otros, no tienen ese lujo. Por eso, triunfó el acuerdo.
Para apaciguar la ira de los que apostaban al conflicto eterno, vendría bien que escuchen al Flaco Spinetta, cantando “Muchacha ojos de papel”. O esa que dice “si a tu corazón yo llego igual, todo siempre se podrá elegir”. Hablamos de los políticos que no aciertan en encontrar propuestas alternativas que signifiquen la posibilidad de reemplazar, por superación, este modelo gobernante. Desnudan su impotencia con insultos que ofenden las reglas que el buen gusto y la democracia aconsejan. Precisan del conflicto como el aire para respirar. Es lamentable que terminen por despreciar con sus actos la honorabilidad que requiere la defensa de la república pregonada. Deberán convencerse que el modelo que hoy estalló en el mundo es el mismo que aquí estalló en diciembre del 2001. Es decir, el ideario neoliberal que había arrancado allá por marzo de 1976 con Alfredo Martinez de Hoz y culminara con las políticas de ajuste implementadas por los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Desde entonces, las medidas fueron gradualmente optando por un giro copernicano que hizo que lo nacional, lo popular, el mercado interno, la soberanía, los derechos humanos, Latinoamérica, recuperaran la libertad y se instalaran en el centro del escenario nacional. En lugar de ofuscarse, honraría a la democracia contar con opositores que tengan un mayor sentido de la realidad, estudiando o informándose al menos de lo que pasa en el mundo y aceptando que si la Argentina no hubiese seguido este rumbo desde la presidencia de Néstor Kirchner en adelante, el país ya habría estallado en mil pedazos. Controlar al dólar, contar con superávit fiscal, jerarquizar desde el Estado la defensa del empleo, la producción y el consumo, son la contracorriente del vendaval mundial. Se hace necesario un rápido auxilio de contracultura para ayudar a desarmar el blindaje de hojalata que hoy encubre las viejas ideas ya perimidas en el mundo pero que muchos opositores se niegan a abandonar. Se puede ser opositor al gobierno y acompañar estas políticas de gobierno. No es necesario desprenderse de ningún anillo para aceptar lo innegable: El Estado volvió. En su nombre, pide perdón a los pueblos olvidados desde el norte salteño, se mete en el Impenetrable chaqueño con la ministra Alicia Kirchner, viaja hasta la Base Esperanza en la Antártida Argentina, y se metió con la Presidenta, sin previo aviso, en la reunión del gobierno con la Mesa de enlace.
No sería bueno, al menos en estas circunstancias, entonar aquel otro blues de Spinetta, que dice “cansado de gritar por Cris, mi mente está colgada como un árbol. Cansado de luchar por mi, atado a mi destino, al borde del camino volveré”
Es que los caminos están para andarlos. No para cortarlos. Menos ahora que el mundo se derrumba y es un deber patriótico ser responsablemente optimistas. Y menos aún después de este feliz acuerdo.
Por eso seguimos cantando.
(El Argentino. 04.03.09)

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