martes, 10 de febrero de 2009

EL ORGULLO NACIONAL ES UNA BANDERA DESENTERRADA

Ahí la vemos por la pantalla de TV. Quien habla a España y al mundo, es la Presidenta de todos los argentinos. Quien la escucha respetuosamente, es el Presidente español, Rodríguez Zapatero. Cristina Fernández recuerda la primera visita a Madrid en junio de 2003 cuando el entonces Presidente Néstor Kirchner explicaba que la prioridad de su mandato se llamaba Argentina. Que saliendo del infierno de aquella crisis, introductoria de la actual debacle neoliberal a escala mundial, el país estaba en condiciones de afrontar con dignidad sus deberes pendientes. Que en menos de seis años, todos los indicadores económicos, señalan las ganancias empresarias y el crecimiento de la economía argentina, junto a la recuperación de la capacidad soberana para decidir sobre nuestro destino. Que los organismos multilaterales debían transformarse de raíz, al compás de los cambios que acontecen en el mundo. Que condenaba la violencia terrorista que por la mañana volvió a morder el cuerpo y el alma de los españoles. Que había que democratizar el sistema de decisiones de las Naciones Unidas, discutir si el dólar seguirá siendo una moneda de reserva y advertir la posibilidad de una emboscada política, si esta crisis mundial no acierta en construir una salida que se identifique con el rescate del Estado, del empleo y de los trabajadores y empresarios nacionales que sufrieron las burbujas, aunque no la provocaron. Este es el camino que viene recorriendo el pueblo argentino. El que le otorga solidez al relato presidencial para llamar a profundizar la libertad y la justicia en el mundo que viene. Si así no fuera, si ganaran las voces del incordio, la difamación y el enojo permanente, nadie la escucharía con el respeto con que lo hacen.La caída de los imperios no convoca necesariamente a un casting de nuevos emperadores. Todo lo contrario. Lo que implosionó es la lógica del dominio unilateral sobre los pueblos del mundo. De eso habla la Presidenta y por eso, desde el prestigio internacional recuperado, respetuosamente convocó una vez más a construir un multilateralismo que sea capaz de expresar los distintos colores y la polifonía de voces que habitan el planeta.En algunos países, este dato se conoce como orgullo nacional y concita el apoyo entusiasta de sus compatriotas, del partido político que sean. Es una bandera que, como la nuestra, no se doblega ni entierra nunca. Flamea digna, cuando expresa la voluntad colectiva de un pueblo decidido a vivir libremente y en paz. Flamea en el escenario mundial, mientras en simultáneo se hace presente en tragedias como la de Tartagal, Salta, enarbolada por los Ministros Florencio Randazzo y Alicia Kirchner, representando la solidaridad efectiva del gobierno de los argentinos.Lamentablemente, la dirigencia opositora de nuestro país sigue más preocupada en las boletas electorales y en herir la convivencia democrática antes que fortalecerla, aunque la piedra que arrojen lastime incluso el sentido de pertenencia a la misma nación que nos cobija a todos.Paciencia, el curso de la historia acomoda siempre sus maletas a medida que transita los caminos. Hoy el Estado está presente y es eso lo que entristece a los miserables y alegra a los que poco o nada tienen. ¿Se acuerdan cuando algunos dijeron que las empresas españolas se irían masivamente de la Argentina y el país quedaría sumido en la más terrible orfandad internacional a causa de las medidas oficiales? Y allí está más sólida que nunca la relación con España y el mundo. ¿Qué otro Apocalipsis nos pronosticarán los pelagatos de la mentira y el odio? ¿Y qué dirán ahora que Obama le escribió a Cristina? Como decía un catalán: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.


(10/02/09 - Tapa y Contratapa de El Argentino)

4 comentarios:

Ester Lina dijo...

Eso es lo que más me preocupa: que la oposición se dedique a destruir, y no perciba que de esa manera nos demolemos todos, incluso ellos... Me duele que tienen más pertenencia al mundo, que a la Argentina; pero OJO! Al mundo civilizado, lo cual en sus términos, equivale a desarrollado. Quieren parecerse a Alemania, y otrora a EEUU (hoy no, por lo de la debacle...)
Recordemos que cuando Martínez de Hoz fue ministro, dijo: "si para ubicarnos en el mundo tenemos que dejar de producir acero para fabricar caramelos, lo vamos a hacer". Hoy estamos el el mundo, y fabricamos tanto acero como caramelos. Nunca sufrimos la pronosticada terrible orfandad internacional... Así que, compañero Jorge Giles, enarbolemos con orgullo nuestra bandera y los símbolos de la argentinidad.
En Argentina se está desarrollando un modelo propio y un diseño que tiene que ver con nuestros intereses. Tenemos una oportunidad histórica para la independencia de nuestro pueblo.
Saludos
(escribes muy bien! con sentimiento...)

Mario Paulela dijo...

El trabajo histórico del gorila es destruir, es atacar a su propio país, pensando que sacará un rédito de ello. En lo que a la oposición respecta, volvieron a 1945, esta vez como farsa. Y el pueblo no es tan boludo como ellos piensan.
Muy buen análisis, Jorge
Un abrazo

Anónimo dijo...

Excelente Jorge! Cuántas palabras precisas en momentos precisos! Gracias por brindarnos -una vez más- tanta lucidez mientras los negros nubarrones de siempre intentan opacar esta revolución en gestación. Un beso.

Casta Diva dijo...

¿Ningún político de la oposición se presentó en Salta para ver que pasaba? ¿Cómo van a "arreglar" el "desastre" que están haciendo los Kirchner si no conocen de cerca la problemática de las distintas zonas del país? ¿O será que acaso solo les interesa la problemática de la "gente de campo"?