jueves, 30 de octubre de 2008

UNA CUMBRE SIN LA PRESENCIA TUTELAR DE LOS ESTADOS UNIDOS

La presidenta Cristina Fernández viajó a El Salvador para participar de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado.

Los mandatarios latinoamericanos volverán a encontrarse, en El Salvador, sin la presencia tutelar de los Estados Unidos; la última vez que esto sucedió fue cuando el ALCA se encalló en las playas de Mar del Plata en tiempos del gobierno de Néstor Kirchner. No es un dato menor si tenemos en cuenta el colapso financiero mundial de estos días. ¿Se imaginan lo que hubiese sido de nosotros en esta crisis capitalista si hoy fuéramos una estrella más en los dominios imperiales de George W. Bush? Construir la memoria es imprescindible si queremos que crezca esta nueva era que, como dice el poeta, “está pariendo un corazón y hay que acudir corriendo, pues se cae el porvenir”.Hoy que América latina tiene su propio pasaporte y camina libremente por las calles es preciso actuar rápidamente para remediar todos los males con que nos azotó el neoliberalismo. Y cuando hay necesidades sociales apremiantes, toda demora es un crimen; por eso dan pena los legisladores que piden más tiempo para el tratamiento de la nueva ley jubilatoria. Y dan vergüenza los políticos que sin pudor alguno defienden a banqueros y financistas de las AFJP en lugar de defender los intereses de los trabajadores. Seguramente estarían más cómodos con Julito Roca y Carlos Saúl Menem.La primera cumbre iberoamericana nació en 1991 en Guadalajara, México, el mismo año del derrumbe de la Unión Soviética. Desde entonces, el mundo cambió drásticamente. El Consenso de Washington, que fue como la biblia de un mundo desigual, pasó al altillo de los trastos viejos, mientras que en nuestros países creció el rol soberano, regulador y democrático de los Estados nacionales.El orden neoliberal no quiso saber en este lapso que en su vientre incubaba sus propios monstruos. Diez años después del derrumbe soviético sucedió el ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono. Y como ya no estaba el comunismo para acusarlo, la gula financiera de la ganancia fácil señaló con sus misiles a los nuevos enemigos y allá fueron los bombardeos mientras la maquinaria capitalista seguía inventando toneladas de dinero virtual y manuales de instrucción “gerencial” para las administraciones públicas. Con lo ocurrido en Wall Street, ahora sí que nos quedamos, felizmente, a la intemperie. Como dice el tango “mirá lo que quedó…”.Emergieron, en tanto, tres potencias llamadas nuevas, aunque tienen casi la edad del hombre: China, India y Rusia. También se alborotó el “patio trasero” con una oleada democrática en toda América que brinda un cuadro esperanzador para el continente, tan profundo que algunos pensadores lo califican sólo comparable con el momento histórico que dio origen a nuestras respectivas independencias. Si nos animamos, esta vez no habrá más cien años de soledad para nuestros pueblos; aprendimos que es preferible crecer con nuestras propias incertidumbres antes que hacerlo con certezas ajenas. Este y no otro es el marco de esta cumbre que debatirá el tema central, Juventud y Desarrollo, reafirmando seguramente lo que ya reclamaba la última cumbre realizada en Chile, “un crecimiento económico perdurable que garantice el desarrollo humano sustentable y la capacidad del Estado para implementar políticas y programas con ese fin”. Parte fundante de la virtud de este proceso democratizador reside en la irrupción de los pueblos originarios en los países de la región y cuyo mayor exponente es el gobierno boliviano del presidente Evo Morales. Los pueblos volvieron a andar los caminos para que América latina siga siendo un continente joven, libre, más justo, menos desigual y un poco más feliz.La presidenta de los argentinos podrá afirmar en El Salvador que, aun con imperfecciones, el Gobierno está desplazando el egoísmo y el “sálvese quien pueda” de los mercaderes. Ya vendrán “los mejores” y sabrán pulir con su fino pincel el trazo grueso de este cambio de estructura en su primera etapa. Ahora es tiempo de acompañar estas medidas y no hay excusa para explicar lo contrario.La cumbre iberoamericana será, en este sentido, un calificado y sonoro auditorio donde las voces de la América profunda sigan afirmando o al menos balbuceando estas primeras respuestas que la historia quiso que empiecen alumbrando aquí, al sur del río Bravo.
(BAE 30 de Octubre de 2008)

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