domingo, 7 de septiembre de 2008

No podemos defraudar a la historia

(Por Jorge Giles)Publicado en SUR, el 7 de setiembre de 2008
Cortito y al pie: los sectores que se opusieron a la redistribución equitativa de la riqueza votando en el Congreso contra las retenciones a las rentas extraordinarias de los sojeros y contra la justa movilidad jubilatoria, más los que votaron contra el rescate de Aerolíneas Argentinas, son los mismos que se oponen rabiosamente a cualquier decisión del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ya no es una casualidad. Ofenden por izquierda porque votan por derecha. Son los que se frotan las manos buscando el debilitamiento de este proceso nacional y popular; algunos por tener pedigrí de reaccionarios y otros por preferir la cómoda butaca de eternos opositores. Pocos, desde una conducta honorable, son los que no comparten las últimas decisiones oficiales. Esa conducta alienta a pensar que esquivarán a tiempo los guiños que vengan de la derecha opositora, en cualquiera de sus versiones, y que aún con sus diferencias, sabrán defender este Gobierno que expresa la voluntad de cambio de la sociedad. El revés a favor de los intereses sojeros compone un cuadro de situación, interno y externo, del cual todos deben rendir cuentas. Lo único irrenunciable es el modelo de país autónomo, justo y productivo.Repasemos: después de la batalla por las retenciones, el Gobierno siguió su marcha recuperando Aerolíneas, dignificando a los jubilados, defendiendo la industria nacional y por tanto, el trabajo de los argentinos, avanzando en la misma dirección de las políticas del Gobierno de Néstor Kirchner cuando cortó la dependencia con el FMI, ahorró 70.000 millones de dólares en la renegociación de la deuda externa y rechazó el ALCA junto a otros gobiernos latinoamericanos. ¿Se acuerdan, no? Claro, no alcanza. Las deudas sociales que se heredaron son muchas, duelen y exigen respuestas para hoy, no para mañana. El Gobierno lo sabe y avanza como puede. En el arte de conducir, las líneas rectas se aburren esperando su turno. ¿O por qué creemos que se oponen Cavallo y los influyentes operadores del mundo financiero? Porque no pudieron atrapar al Gobierno en la telaraña del FMI. Hubiesen preferido que no pagáramos ninguna deuda y nos sometiéramos al control externo de nuestra economía. Aprendimos hace tiempo que la disputa por la justicia, es una danza con lobos. Hoy la banda está tocando y la historia, de generosa nomás, nos invitó a bailar nuevamente. Esta vez no podemos defraudarla.

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